La carta del presidente Sánchez anunciando que va a reflexionar sobre su continuidad me pilló escribiendo sobre lo insoportable que resulta el desagradable clima político ... español. No hay debate de ideas, sólo insultos y cacerías personales con pruebas o sin ellas. Una vez perdido el respeto al adversario sólo se puede sostener el combate dialéctico amplificando la agresividad hasta desangrar políticamente al elegido. Los casos de Mónica Oltra y de Antonio Costa en Portugal son buenos ejemplos. Ambos quedaron fuera del juego político y las denuncias desaparecieron como lágrimas en la lluvia. Reconozco que el anuncio de Pedro Sánchez me dejó, como a todos, atónita por inesperado y sin precedentes.
Las reacciones casi inmediatas de muchos políticos y opinadores fueron de desprecio al presidente. Abundaron las acusaciones de victimismo, de no resistir las críticas, de narcisista e irresponsable, de postureo para perpetuarse... Si acudías a las cloacas de X (twitter) y otros albañales los insultos subían de tono y de mal gusto. Iban desde el tradicional hijodeputa/megustalafruta, sinvergüenza o vendepatrias vete cuanto antes, a recuperar el apelativo tránsfobo y misógino de llamar Begoño a su mujer, tras meses insistiendo en que más que esposa era esposo. No me extiendo porque esta degradación insoportable del debate público me produce náuseas.
Cualquiera que se haya dedicado, aunque sea un cuarto de hora, a la política sabe que a ella se debe llegar llorado y vestido con una coraza impermeable para que no atraviesen el corazón los dardos. Tú resistes pero tu familia te pregunta si es posible aguantar tanta miseria que les afecta y les hiere. Quienes fuimos políticos hace tiempo sabemos lo duro que es estar en el ojo del huracán cuando te consideran un enemigo a batir y lo difícil que es proteger a tu familia. La memoria del pasado te da perspectiva para comprender mejor el desplome anímico del presidente Sánchez porque sabemos que la furia y la ira del clima político actual no tienen precedentes. En política ya no hay límites éticos, no importa generar odio si así se destruye al adversario. No hay grandeza ni épica, sólo ignominia.
La denuncia de Manos Limpias, organización ultraderechista de sucio pasado, contra Begoña Gómez da risa leerla pero puede dar vueltas por los juzgados el tiempo suficiente para destruir a Sánchez y su esposa antes de concluir que los recortes de prensa aportados como prueba son filfa. Las togas, a las que nadie vota pero tienen ideología, mandan mucho en un país que ha abusado de judicializar la política. Desconozco qué va a hacer el presidente Sánchez, haga lo que haga será criticado por quienes ansían su cabeza. Sólo deseo que acierte y que a partir de ahora algo cambie en esta política canalla que asfixia a esta España nuestra.
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