Palabras comadreja
El concepto de 'palabras comadreja' fue acuñado por Friedrich August von Hayek, economista y jurista austriaco inspirador del ultraliberalismo, para referirse a aquellas palabras que ... se utilizan con el fin de manipular su significado. La referencia a la comadreja se debe a que este animal acostumbra a chupar el contenido de un huevo, dejando la cáscara vacía. Por ello este tipo de vocablos se relacionan con el discurso neoliberal, donde se falsean términos como libertad o mercado para impulsar ciertas políticas económicas ocultando sus consecuencias.
Hayek decía que la tan recurrida expresión justicia social no es más que un fraude semántico, algo que suelen repetir todos los Javier Milei de guardia. Desde su punto de vista, social es una palabra comadreja que cambia radicalmente el sentido de la verdadera justicia al pretender que los ciudadanos puedan tener acceso a una vida digna. Tal vez los seguidores patrios de Hayek calificarán a la Constitución española como una norma comadreja ya que su artículo 1.1. establece que España se constituye en un Estado «social» y democrático de derecho.
Recientemente, la Unión Europea, añadiendo la ceguera del topo al oportunismo de la comadreja, ha inaugurado una nueva versión de indecencia semántica al ver «indicios» de que Israel viola los Derechos Humanos en su invasión de Gaza.
La palabra que somos nos humaniza y la que no somos nos deshumaniza. Volver a la palabra supone regresar al entendimiento, retornar a lo común desde la prisión de lo propio, crear espacios objetivos sin otra pertenencia que poder habitarlos con nuestro potencial expresivo, tan alejado de la lógica del consumo. Dar la palabra debería tener ese doble significado de ceder un tiempo de expresión a los demás con la responsabilidad de escucharlos, pero también el de entregar nuestra honestidad como prueba segura de que asumiremos lo comprometido.
Cómo hacérselo entender al 'portacoz' de Vox en el Parlamento de La Rioja que profirió unas insultantes palabras, esta vez contra los inmigrantes y los representantes sindicales, tan revestidas de matonismo y de ignorancia que hieren la inteligencia y la conciencia. «Tienes que entenderlo, nadie pone a su hijo en un barco salvo que el agua sea más segura que la tierra», dice la poeta anglo-somalí Warsan Shire dándonos una idea de la angustia que significa tener que irse del lugar en el que has vivido o en el que comienzas a sobrevivir.
El maestro Emilio Lledó insiste en que le llama la atención que siempre se habla, y con razón, de libertad de expresión. Y añade que es obvio que hay que tener eso, pero lo que hay que tener, principalmente, es libertad de pensamiento, concluyendo con dos interesantes reflexiones «¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente?«
¡Hay que tener cuidado con las palabras comadreja! Algunas declaraciones parecen llevar una coma intercalada entre ellas.
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