Es lo que parece, un subterfugio, un producto matemático de gran repercusión social, una alegoría del poder de las apariencias. Es 13, el 13, retrato ... de un rejón de castigo y una nécora vertical dispuestos a pinchar cualquier ventura; el 1 y el 3 por separado van bien, el primero de la clase y el medalla de bronce, pero como pareja de hecho es el coco de la suerte.
¿Qué es la suerte? Según avispados psicólogos la suerte no existe, se la hace cada uno, sagaz y científico subterfugio para culpabilizar a la víctima. La suerte es el viento en los trigales, la caligrafía del azor, el horizonte en suave y cadenciosa huida, lo impredecible. Pa'por'si muchas compañías aéreas y constructoras de rascacielos lo proscriben; Joaquín Sabina salta en sus discos de la pista doce a la «+uno»; los chicos de Estopa interponen un «bonus track», una propinilla; el DNI 13 no existe, correspondía a la señorita Cristina de Borbón y su adicto bisabuelo político se lo transfiguró en talla 14.
Pobre 13, sexto número primo, el malo de los números, el desastrao, aplastado por la exclusión social ¿Qué le ha hecho al mundo para merecer esa inquina? Los números se suceden sin que el reloj marque las horas ni el alma pierda su más profundo centro ¿Quién ha decidido que sea el ogro de los cuentos infantiles, el Joker de los maduritos? «Martes y trece ni te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes».
Hay quien remonta el origen de esta gracieta a Judas Iscariote, el apóstol 13, ahogado entre la obediencia debida y el blanqueo de capitales. El mayor acopio de treces lo atesoran los templarios: un 13 de enero de 1129 fueron legalizados, se forraron repatrimonializando los santos lugares y, como la envidia rompe el saco, otro 13, dos siglos después, sucumbió su último agente, churruscado por el fuego inquisitorial. Magos de la cruz y de la espada, murieron matando, su gran maestre Jacques de Molay apeló a Dios como juez y verdugo y en un pispás el rey y el Papa instigadores de su exterminio y beneficiarios de sus dividendos eran ceniza y humo. Otro 13 y martes, de 1453, cae el Imperio Romano de Constantinopla, abatido por un eclipse lunar, un «niño» de lluvias torrenciales y la máxima guerrera de que dios protege a los malos cuando son más que los buenos.
También hay treces bondadosos y llenos de promesas, como los 13 en que aparecieron el Cubo de Rubik y Micky Mouse. Y hay treces clandestinos con el título de 7, 28, 15. El viernes 13 pasado cayó en 7 y el ventarrón del oeste abdujo el toldo de mi terraza, serrando las barras paralelas por puntos opuestos, un imposible técnico, un golpe de suerte, un golpe 13.
Estos meses el calendario mundial ha descubierto que doce más uno dan 20. Otro 13 furtivo.
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