La Ribera se rompe con el toreo de Urdiales

Flojo de manos salió el abreplaza. Apenas se escucharon unas palmas de tango en señal de protesta. Urdiales lo cuidó llevándolo por arriba. Nadie daba nada por el toro, que tenía su guasa, pero Urdiales sí. Se puso como si fuera bueno y pronto tomó la muleta con la zurda y, de uno en uno, fue toreando despacio, enganchando la embestida y llevándola embarcada. Urdiales esculpió el toreo ante un ejemplar que no ofrecía opciones. El público se entregó con cada muletazo y Diego se abandonó y dejó que el toreo fluyera. El final de faena tuvo un sabor añejo exquisito como esos vinos que te gustan cuando los tomas y se alargan con el retrogusto. Tras pinchar en hueso dejó una espada fulminante. Silencio.

El cuarto de la tarde se coló en el capote de Urdiales que no pudo lucirse. Con la muleta el arnedano se lo llevó a los medios y allí empezó la clase magistral. Embarcó las embestidas y compuso la figura en cada muletazo. Los naturales fueron un escándalo, templados, muy templados y al rematar la serie los tendidos se pusieron en pie. Diego sacó el buen fondo del de García Jiménez, supo esperarlo y toreó tan lento que hubo momentos en los que la plaza contuvo la respiración. Entró la espada, los vellos de punta, la petición de trofeos fue un clamor y Urdiales, feliz, paseó las dos orejas. El toro, de nombre 'Despertador' fue aplaudido en el arrastre.

Alejandro Talavante recibió por faroles al toro que se lidió en segundo lugar. Luego se puso bonito a la verónica sin lograr reducir la embestida del astado. El tercio de varas fue un trámite sin interés alguno. Hubo pique en los quites y mientas que Roca Rey interpretó uno por caleseras, Talavante replicó por verónicas. El extremeño comenzó la faena en el tercio y acompañó la embestida de García Jiménez. El público respondió a un pase del diestro mirando al tendido. Talavante acompañó acompañó la embestida con su vertical. Cada serie la firmó en una baldosa pero en ocasiones faltó el mando que tuvo presencia de manera intermitente. Se perfiló para marcar los tiempos en la suerte primera y la tizona quedó trasera. Cortó una oreja.

Por verónicas fue como recibió Talavante al quinto de la tarde. Costó mucho entrar en la faena después de haber vivido lo del cuarto. El tercio de banderillas fue un galimatías. Quiso justificarse el diestro por ambos pitones pero sin llegar a fajarse ante un astado que no llegó a definir su embestida. Tomó el tapabocas y no estuvo diestro con él. Necesitó ayudarse con la cruceta.

El tercero salía rebrincado del capote de Roca Rey que se quitó la espinita con un quite por chicuelinas y tafalleras. El peruano brindó al público y éste enloqueció. El inicio de faena con cambiados por la espalda, un clásico en su tauromaquia, no sorprendió. No logró tomar vuelo la faena en su primera mitad y Roca optó por un toreo más bullidor con circulares y metiéndose entre los dos pitones. Ese concepto tan poco ortodoxo fue el que más llegó al respetable que al final era lo que esperaba. La petición de trofeo fue más sonora que visual y el palco sacó el pañuelo blanco.

No logró parar al sexto Roca Rey con el capote. Puso la muleta plana para iniciar la faena y citar en la media distancia. La faena no logró tomar las cotas deseadas y Roca Rey, después de justificarse e intentarlo con pundonor, acabó tomando la tizona.

Ginés Marín hará de nuevo el paseíllo en La Ribera esta tarde tras su salida a hombros del pasado martes. Será en sustitución de Daniel Luque, baja al verse obligado a permanecer en reposo. Luque arrastra secuelas de la fractura de peroné sufrida en El Puerto de San María el pasado 11 de agosto. Por la tarde, durante el festejo, Ginés Marín visitó la enfermería de la plaza de toros para realizarse una cura de la cornada que sufrió el pasado día 19 entre los dedos de la mano derecha.