La cabeza se impone en Cartagena
Vitoria da el triunfo a la UD Logroñés con un enorme testarazo y en un inteligentes partido planificado hasta el último detalle
¡Golazo! gritaba Andy Rodríguez mientras se abraza a Ander Vitoria, el gran protagonista, y a algunos de sus compañeros. No le faltaba razón al ... granadino. Un auténtico golazo fruto de un sedoso centro y un majestuoso cabezazo, de espaldas a la portería, pero con intención, que elevó el cuero hasta el cielo para hacer caer a los infiernos al Cartagena y otorgar la gloria a la UD Logroñés. Tercera victoria consecutiva y 14 puntos en la cuenta. No hay que olvidar que suma un partido menos que muchos de sus adversarios. Hace apenas unos días vivía en descenso. Historias del fútbol.
«Ni solo atacar, ni solo defender, equilibrio», había dicho Sergio Rodríguez el analizar el partido de este sábado. Y cumplió. Recuperó el sistema de tres centrales, con Pablo Bobadilla en el eje, que tan buen resultado defensivo le dio en Fuenlabrada, pero dotó al once de mayor aliciente ofensivo al juntar a Roni con Leo, al repetir con Andy como arquitecto y al mantener a Bogusz, más ofensivo, y Olaetxea, más defensivo, por delante. Acertó, variantes incluidas mostrando una riqueza sistemática enorme.
Cartagena
Marc Martínez, Simón (William, 86), Andújar, Rhyner, De la Bella, Carrasquilla, Clavería (Aguza, 80), Gallar, Nacho Gil (Simón moreno, 86), Elady (Cayarga, 80) y Rubén Castro.
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UD Logroñés
Santamaría, Iago, Álex (Gorka, 42), Bobadilla (Zelu, 62) Clemente, Iñaki, Andy, Olaetxea, Bogusz (Paulino, 72), Leo Ruiz (Errsti, 77) y Roni (Vitoria, 77).
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gol: 0-1, m. 84. Ander Vitoria, de cabeza.
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Árbitro: Gorostegui Fernández-Ortega. Colegio Vasco. Amonestó a David Simón.
El de este sábado era un partido de fases. Primero, no encajar un gol y frenar el ímpetu goleador efesé en la primera mitad, periodo en el que había sentenciado varios partidos. Lo logró y además no de cualquier manera, sino robándole el balón. Mejor posicionado, las ideas eran claras, volcando la salida por la banda de Iñaki Sáenz y llevando el esférico hasta el otro carril para la aparición por sorpresa de Iago. Así llegó, por ejemplo, el primer intento, pero Bogusz mandó el balón a la grada. Al Cartagena le costó acercarse a los dominios de Santamaría. Llegadas espesas en ambos, pues extremaban precauciones para evita un error grosero. Si no puedes marcar, que no te marquen. Un partido táctico al que el VAR le puso cierta emoción al surgir por dos veces. Primero anuló el gol de Elady en el único despiste de la zaga por entender que el balón había salido del campo antes de que Simón centrase y después confirmó que no había pena máxima en la caída de Olaetxea ante Andújar.
Alcanzado el primer objetivo después de que Nacho Gil intentase marcar a balón parado y de que Bobadilla no precisara un testarazo, se pasaba al segundo estadio del encuentro, tras el descenso. Que el Cartagena se sintiera incómodo, que el paso de los minutos le pesaran, que se desequilibrara su balance mental hacia el ataque. Lo logró, pero amparado en el riesgo de unos minutos en los que la UDL se sintió acorralada. Santamaría estuvo atento a un balón de Gallar que nadie remató y lo atrapó en dos tiempos; acto seguido, uso el comodón del poste para neutralizar otro intento de Gallar. Crecía el Cartagena y se hacía pequeño la UDL. Necesitaba oxígeno. Zelu y Paulino lo aportaron. Adiós a los tres centrales. Puesta en escena del perfil más clásico, 4-4-2. Recobró el aliento el once riojano. Se equilibró la pelea en la medular. Los recién incorporados daban algo más de posesión. Quizá suficiente para defender el cerocerismo, pero no para ganar. Zelu advirtió con una volea que se estrelló en el lateral de la red. Poco después, Paulino no le dio la rosca que buscaba al balón. Iñaki Sáenz, siempre Iñaki, como lanzadera del fútbol de ataque. Si el balón no sale de sus botas todo es más complicado.
Llegaba el momento del tercer acto, del desenlace, como en las grandes óperas. Vencedor y vencido. Vida y muerte. Sergio Rodríguez sintió el momento. Cambió a sus dos puntas y el sistema. Ahora ya no quería defender el empate, quería ganar. No se había prodigado en el área del exblanquirrojos Marc Martínez la UDL, pero la precisión no va de la mano de la cantidad, sino de la calidad en el remate. Iñaki acarició el cuero para que Vitoria ejecutará el golpe de gracia, ese cabezazo propio de un nueve de los que se buscan la vida continuamente para comer del gol. Rhyner, que pudo venir a la UDL, no impedió que le ganase la posición y Martínez no pudo desviar el cuero, que describió esa curva imposible fácil de imaginar y difícil de realizar.
Gol y victoria. De cabeza, con la cabeza. La forma más complicada de jugar, pero la más inteligente. Esta vez la UDL no necesito de los penaltis para tomar Cartagonova, como hace dos años, aunque en el equipaje no habrá almohadas para dormir en autobús. Ahora se viaja en avión, más cerca de la gloria celestial.
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