La gran victoria de Vitoria
El tanto del vizcaíno, que este curso ha perdido la titularidad, permite que la UD Logroñés confirme su buen momento
Victoria de Vitoria. Y de la UD Logroñés, por supuesto. El triunfo que Ander estaba esperando desde hace meses. Y toda La Rioja. ... Tres puntos de oro en la hasta este sábado impenetrable Cartagonova. Una victoria con sabor a revancha. Y que sabe a confirmación y esperanza. Nueve puntos de los últimos nueve en disputa, en el zurrón. Y la zona de descenso parece ya mucho más lejos gracias a la tercera victoria consecutiva.
Una victoria que llegó en el momento oportuno, a seis minutos del final, cuando pocas eras las piernas que respondían a lo que exigía el envite. Escasas eran también las esperanzas de los aficionados de la UD Logroñés que vieron este sábado a un equipo más opaco, más cauteloso, quizás, haciendo bueno el empate. Hasta el cabezazo de Vitoria, un balón que se le coló a Marc Martínez por arriba y que tiene un alto significado para el jugador vizcaíno: el desquite de un delantero que ha comenzado prácticamente todos los encuentros de esta campaña sentado en el banquillo. Un gol de amor propio.
A Sergio Rodríguez no le gusta hablar de titulares y suplentes. Su visión va más allá de los once que entran y los efectivos que permanecen en la grada con sus mascarillas. Es más periférica. Habla el técnico logroñés del bloque. Pero también es cierto que Ander Vitoria no vio venir a su compañero Roni, que gracias a un inconmensurable esfuerzo, este curso, le pasó por la derecha. Competencia sana, aunque irremediablemente el que se queda fuera del verde masculle cierta rabia.
Ander Vitoria gritó con furia el gol. Como toda La Rioja, aunque los ecos en Cartagonova pertenecían a los jugadores blanquirrojos y a su cuerpo técnico y médico. Un tanto de delantero de oficio, de esos 9 con olfato de gol, buscando el balón centrado en el sitio exacto, adivinando la posición del portero. Prácticamente no tuvo que mirar que el esférico de colaba por el ángulo Marc Martínez. Ander Vitoria ya lo sabía. Así de intuitivos son este tipo de goleadores.
Una diana quizás inesperada. No tanto para Sergio Rodríguez, que en sus últimos cambios apostó por ir a buscar el triunfo, pese a que su equipo parecía más interesado en cuidar el cero en su portería. Paulino le dio más versatilidad a un bloque demasiado metido en su campo; Errasti le aportó más control en la salida; Zelu sumó más oxígeno por una parcela derecha donde Iago López se dejó la vida, y Ander Vitoria, el gol. Ese que le reivindica a él y al equipo, que le aleja de la zona caliente y que le acerca a su objetivo de permanencia.
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