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El viñedo, el cereal y los frutales de las faldas del Moncalvillo sufren daños irreparables
«Hay viticultores que están derrumbados», dice el jefe de los servicios técnicos del Consejo Regulador, «en un año con altos costes económicos y de cosecha corta»
El sector agrario mira al cielo a todas horas, en cada momento.«Nuestra oficina –el campo– no tiene techo», dicen quienes doblan las lumbares a ... diario para cuidar sus cultivos. El trabajo al aire libre tiene sus riesgos y sus consecuencias. Y bien que se pudieron comprobar a última hora del miércoles, cuando el cielo estalló en la comarca ubicada a las faldas del Moncalvillo. Empezó a llover y caer granizo «con una violencia desconocida. Fue el apocalipsis», describe la bodeguera Elena Corzana, con viñas en Navarrete y que siguió la tormenta desde ese municipio.
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Hornos de Moncalvillo, Sojuela, Medrano o Daroca constituyeron esa 'zona cero' de un nuevo episodio meteorológico adverso que vuelve a castigar al agro riojano. El viñedo, en un año que ya venía escaso, llevaba semanas en alerta por el mildiu, aunque parecía dominado en las últimas fechas. El cereal, que en este caso sí había agradecido las lluvias, luchaba contra los bajos precios en el mercado. Los frutales combatían el fuego bacteriano que obligaba a arrancar perales y manzanos. Pero desde hace unas horas la situación para estos cultivos, ya de por sí complicada, aún ha empeorado más.
Hasta el punto de que ya hay viñedos y campos de cereal y frutales en esos municipios con destrozos irreparables, en algunos casos del 100%. «Con la tormenta, yo ya he vendimiado. No voy a coger ni un kilo de uva», decía a primera hora de este jueves Dani Martínez Pascual. En otras zonas son cientos de hectáreas –el número aún es indeterminado– las que han sufrido pérdidas del 80% o del 90%, «pero para mí los daños son del 100%. Hay viñas reventadas, que acabarán secándose, con lo que la merma en la producción y en la calidad serán grandes», apunta el jefe de los Servicios Técnicos del Consejo Regulador, Pablo Franco.
«El interés enológico» de esas hectáreas, añade, ha desaparecido. Con el viñedo en plena floración, la tormenta y la lluvia del miércoles «van a generar problemas en el cuajado, el racimo se ha lavado y se va a perder fruto». Asimismo, la virulencia del viento «ha destrozado pámpanos» con lo que la cosecha sufrirá una merma notable en producción de kilos pero también en calidad. «Está siendo un año de montaña rusa, muy caro para el agricultor a la hora de mantener ese viñedo, que no ha escatimado esfuerzos económicos», añade Franco. Y ahora llega este «desastre. He hablado con viticultores que están derrumbados, que ya ni el seguro les sirve de consuelo, porque lo que ellos quieren es vender su uva».
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El responsable técnico de la Denominación alerta de que ahora las luces de alarma se encienden en Rioja Oriental, donde también la presión por el mildiu y otras enfermedades se puede incrementar tras las últimas lluvias. «Hay que mantener la vigilancia en todo momento para evitar que la situación se vuelva a descontrolar», recomienda Franco.
Focos de enfermedad
También en alerta «para evitar que se propaguen las enfermedades. Ahora lo que tenemos que hacer es, en cuanto se pueda, entrar al viñedo y aplicar cicatrizantes», explica Carlos Bujanda, máximo responsable de Bodegas FyA en Navarrete. Las cinco hectáreas que rodean al singular y modernista edificio «están destrozadas, aquí el panorama es desolador. No han quedado ni los palillos» de la viña.
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El abundante pedrisco que arrojó el cielo, «con muy poquita agua, barrió la planta. El viento también fue fuerte, por momentos parecía que estábamos viviendo un huracán». A pesar de su experiencia en el viñedo, esta tormenta, reconoce Bujanda, «me sorprendió. Es más típico de julio o agosto, en pleno verano, que de ahora». Con la cosecha de este año «ya perdida en algunas viñas», ahora el bodeguero pone el foco en la vendimia de 2026, «a ver cómo recupera la planta, cómo puede hacerse la poda...».
En situaciones como esta, cobra más importancia si cabe el aseguramiento de los cultivos. En La Rioja, según datos que ofreció la consejera de Agricultura, Noemí Manzanos, el 70% del viñedo y el 75% de los frutales y cultivos de cereal están cubiertos con seguro. «Entendemos que las peritaciones establecerán siniestros del 100%, como no puede ser de otra manera», señala el secretario general de ARAG-Asaja, Igor Fonseca. «Para muchos agricultores, el trabajo de meses ha quedado destruido», lamenta.
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La responsable de seguros de UAGR, Tania Alesanco, también revela la importancia de los seguros «porque se está creando ahora el caldo de cultivo perfecto para que el mildiu vuelva» a castigar a la viña. «Los focos de infección se van a multiplicar, hay zonas en las que han caído 30 litros de agua y como vengan días de sol y bochorno nos podemos preparar para lo pero», concluye Néstor Alcolea, de UPA.
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