Mi amigo Jesús Zueco
Juan Soriano
Viernes, 20 de junio 2025, 09:34
Cuando alguien tan importante y querido fallece en el momento indebido, como ha sido el caso de mi amigo Jesús Zueco, algo se muere en ... el alma como dice la canción.
Era una gran persona que allá donde iba esparcía cariño, mesura y buenas maneras y consiguió algo tan difícil de creer hoy en día como llevarse amablemente con aquellos que pensaban en forma diferente y ganarse su aprecio y en muchos casos su amistad, mediante su actitud inteligente, comprensiva y salpicada de su humor característico.
Lo conocí al poco de venir destinado a Logroño en su primera plaza como Abogado del Estado y, según me dijo, su intención era solicitar lo antes posible su traslado a Zaragoza de donde era natural, pero La Rioja, lo mismo que le ha ocurrido a mucha gente, acabó ganándose su corazón y aquella estancia provisional se ha extendido casi cincuenta años y aquí ha tenido dos hijas, ha ocupado importantes puestos, se ha convertido en riojano ilustre y ha fundado un despacho de abogados que merced a su talante y maneras continúa después de su retirada con gente joven que ha asumido los principios de seriedad, trabajo y respeto por el cliente que han sido siempre su marca de fábrica.
Creo que La Rioja, además de ganarse su corazón, se ganó otro órgano tan importante, o más, como es el estómago. Jesús amaba nuestra comida y nuestra bebida y siempre que viajaba fuera volvía despotricando de lo mal que se comía en muchos sitios y se vengaba con unas buenas patatas con chorizo.
Hombre culto y amante de su familia, sus amigos, la música, la lectura y las antigüedades, ha disfrutado de la vida y ha hecho disfrutar a quienes le hemos rodeado estos años, que echaremos de menos sus enormes carcajadas cuando algo le hacía gracia y su entrañable cariño que no se ocultaba en manifestar en su forma tímida y prudente.
Para mí ha sido una de las personas más importantes y, a pesar de que estábamos de acuerdo en lo accesorio y discrepábamos en lo fundamental, siempre nos hemos querido, sin que en los casi cincuenta años, en los que hemos pasado más horas juntos que con nuestras mujeres, haya habido lugar a equívocos ni enfados.
Hay personas, como es mi caso, que hemos tenido la suerte de tener durante la mayor parte de nuestra vida un amigo como Jesús, que nunca podremos reemplazar.
Jesús Zueco falleció el 19 de junio en Logroño a los 79 años.
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