El Gobierno califica de «oportunidad» el hidroducto europeo que atravesará La Rioja

En ese camino, la Unión Europea está apostando por el hidrógeno, un vector energético conocido desde hace décadas pero convertido ahora en uno de los grandes aliados contra la descarbonización. El impulso es tan grande que en noviembre la Comisión Europea aprobó como Proyecto de Interés Común (es decir, prioritario y muy bien financiado) el corredor H2Med, una red de hidroductos de más de 3.000 kilómetros solo en España para llevar hidrógeno desde el sur del continente (donde más renovables se producen) al corazón de Alemania (donde el consumo energético es mayor).

Y uno de los ejes principales del H2Med, cuya fecha marcada en el horizonte es el ya cercano 2030, atraviesa el valle del Ebro, con más de 130 kilómetros de hidroductos que deben recorrer La Rioja. La oportunidad está ahí, con sus pros y sus contras, y desde el Gobierno de La Rioja se sabe. Uno de los puntos del programa electoral con el que Gonzalo Capellán logró la mayoría absoluta en mayo dejaba claro que el Gobierno iba a desarrollar «un plan riojano para el hidrógeno verde, integrando a La Rioja dentro del Corredor del Hidrógeno del Ebro».

«Tenemos que intentar engancharnos a cualquier iniciativa que pueda generar negocios, trabajo...», resume Amadeo Lázaro, director general de Economía, Energías e Internacionalización. Y el hidrógeno, concretamente el verde, el que se desarrolla con energías renovables, es «una oportunidad», reconoce Lázaro, que tiene en la agenda la elaboración del citado plan, aunque argumenta que «la legislatura acaba de comenzar».

El hidroducto va a atravesar La Rioja porque Europa y sus necesidades mandan, pero ahora queda saber cómo y por dónde. La comunidad cuenta con una red subterránea de gas natural y un 'hub' o centro de conexión gasístico en Haro. El trazado lógico sería en paralelo y también subterráneo. «Pero aún desconocemos los detalles. Si es como se baraja, el impacto visual sería cero», indica Lázaro. «Hay que ordenar el paisaje y combinarlo con infraestructuras, pero no como lo que ocurre con la línea de Forestalia, que duplica la existente», indica el director general.

Y ahí está una de las claves de este megaproyecto H2Med a su paso por La Rioja (y por otros territorios): las afecciones al terreno. Desde hace unos años, la comunidad vive un pulso entre sector primario y energético, con roces continuos y problemas que deben ser resueltos.

«En La Rioja vamos con retraso, bloqueados por la Directriz de Protección de Suelo, que protege el paisaje agrícola pero no integra las energías renovables», argumenta Alberto de Carlos, experto en energías del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja. «Es necesario integrar todo, porque si no nos vamos a encontrar con una confrontación de normas entre La Rioja, Unión Europea y España», abunda.

Los puntos de partida, a priori, están alejados, aunque Lázaro insiste en que «es necesario encontrar el equilibrio» entre paisaje y renovables. Volviendo al programa electoral del PP, en él se declara la «prevalencia del interés general del paisaje y la planificación regional de energía y clima ante el reconocimiento de utilidad pública de los grandes parques fotovoltaicos y eólicos». Exactamente lo contrario de lo que dicta la Unión Europea, que da prioridad a la generación de energía verde.

Amadeo Lázaro se remite a las declaraciones del presidente para explicar que la Ley del Paisaje va a sufrir variaciones, tratando de combinar «el cuidado y la defensa del territorio» con la generación y transporte de renovables.

Pero, en el caso del hidrógeno, el tiempo corre porque ya hay muchos proyectos en marcha en distintas partes de España que han obtenido millones de euros en subvenciones: los últimos, 150 millones de la iniciativa H2Pioneros, han pasado de largo por La Rioja. «Podemos ser un centro neurálgico de distribución y generación de hidrógeno, pero hay que aprovechar este momento en el que existen cientos de millones de ayudas. Y eso pasa por resolver cuestiones clave como la integración de las renovables con el paisaje. Si no se consigue, La Rioja va a perder la oportunidad», remarca De Carlos. «No puede ser que se permitan megainfraestructuras en distribución y transporte y no una canalización subterránea por un camino público o llevar agua del suministro municipal a un polígono. Es ilógico», añade.

A la espera de un plan común (Aragón cuenta con uno, también Castilla y León o Andalucía mientras que Navarra tiene el Centro Nacional de Energías Renovables), sí que hay una iniciativa empresarial que ha visto en La Rioja el lugar ideal. Se trata de Solarig, que construirá una planta de generación de hidrógeno verde en Arrúbal, declarada de Interés Estratégico Regional en febrero.

El objetivo de esta empresa, que prevé contar con 50 trabajadores, es generar 250 Mw de energía solar que se emplearán en desarrollar 100 Mw de hidrógeno verde.

Su ubicación, con una red de infraestructuras en el entorno y a pocos kilómetros del H2Med, y el interés de empresas en esta tecnología, especialmente en el sector del transporte o en el de procesados hacen que el proyecto, con su planta y su campo solar asociado, apure los plazos para comenzar su ejecución. «Es un proyecto muy interesante», reconoce Lázaro. «Aunque tal vez La Rioja no vaya a ser una gran consumidora de hidrógeno sí que existen importantes flotas logísticas que harían interesante, por ejemplo, levantar una hidrogenera», incide Amadeo Lázaro.

Desde el sector se reconoce que se han producido desmanes en algunas infraestructuras desproporcionadas, pero que ahora resulta obligatorio encontrar ese equilibrio que permita la combinación de agricultura, paisaje y generación energética.

Y el hidrógeno es el siguiente paso, un sector que todavía da sus primeros pasos (por ejemplo, jamás se ha ejecutado un plan de transporte tan ambicioso como el H2Med) pero que comienza a copar los programas de innovación energética en Europa.

Ahora La Rioja debe decidir si quiere montarse en ese tren, que puede ser la panacea energética de Europa, o quedar arrumbado en un rincón dentro de unos años, o permanecer aislado pero con un hidroducto atravesando su subsuelo.