J.A. Salazar

Las claves del crimen de Viniegra de Arriba

Una amistad forjada entre rejas, una deuda de drogas, un calor tórrido y un recóndito paraje confluyeron en un asesinato que despertó del plácido letargo veraniego a la cumbre de las 7 Villas

Carmen Nevot

Logroño

Lunes, 5 de mayo 2025

Los tres acusados del crimen de Viniegra han sido declarados culpables por un jurado popular. Los autores del asesinato eran dos hombres y una ... mujer que se enfrentan a 77 años de cárcel por los delitos de asesinato, tenencia ilícita de armas y uno de ellos, además, a un delito contra la seguridad vial por conducir sin puntos.

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La víctima era Djafer Bechkat, un hombre de 45 años, de nacionalidad argelina y padre de un menor que estaba bajo la tutela de la Comunidad Autónoma de La Rioja, que 22 años atrás había emigrado desde su pueblo natal, Taguemount Azouz, a 122 kilómetros de Argel, a España. Aquí vivió en Oyón, Arnedo y Logroño y encadenó trabajo con trabajo, desde agente de seguridad hasta ayudante de albañil, pero también habría estado relacionado con otra actividad más en la sombra. De hecho, uno de los procesados J.G. había contraído una deuda con él por un asunto de drogas. Un agujero que fue el detonante de todo lo que ocurrió el 9 de agosto de 2022.

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¿Cómo se gestó el crimen? Dos de los acusados, los dos varones, I.Z., de 42 años y descendiente de Viniegra de Arriba, y J.A.G., de 48 y vecino de Alberite, se habían conocido tiempo atrás en prisión. Los dos habían sido condenados anteriormente, aunque nunca habían traspasado la línea de delincuentes de poca monta: robos con fuerza, trapicheo... Nunca hasta entonces. La amistad que habían forjado entre rejas se mantuvo incluso cuando J.G. salió de prisión. De hecho, I.Z., alias 'El Pateras' seguía cumpliendo condena cuando acabaron con la vida de Djafer Bechkat, aunque para entonces había progresado a segundo grado y disfrutaba de un permiso penitenciario que concluía el viernes 12 de agosto.

En julio de 2022, un mes antes del crimen, J.A.G., preocupado por el dinero que debía a Jeff, contactó con su amigo I.Z. y junto a su novia, la también acusada J.S.A., de 47 años, idearon un plan para quitarse de encima el problema. Tenían preparar la intendencia y buscar dónde arrojar el cuerpo de Djafer una vez que hubieran acabado con su vida. Debía ser una zona poco transitada y bastante inaccesible para complicar la localización del cadáver.

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El día señalado en el calendario para acabar con todo fue el 9 de agosto. Por la mañana, buscaron el lugar en el que hacer desaparecer a Djafer y lo encontraron, era la torca de Hoyo Mingo, un paraje recóndito, alejado de la civilización y poco transitado, y más en un verano como aquel en el que el calor arreciaba sin piedad. Por la tarde, los tres acusados se habían citado con la víctima en Viniegra de Arriba. J.A.G. le había prometido que por fin saldaría su deuda, unos 13.600 euros. El lugar del encuentro no fue casual. I.Z., que se había trasladado desde Logroño con una furgoneta blanca propiedad de su hermano, descendía de este municipio perteneciente a las 7 Villas. Allí residía su familia, conocía a los vecinos y los vecinos le conocían a él.

¿Qué ocurrió después? El fiscal da las claves del relato en su escrito de conclusiones provisionales. La acusada vigilaba desde el vehículo en el que se había trasladado con su novio a Viniegra, y los otros dos procesados conversaban con Djafer sobre la deuda. La charla acabó de forma abrupta porque a las 22.30 horas J.A.G. y I.Z. le golpearon de forma brutal con una piedra en la cara y en la cabeza hasta que I.Z. empuñó un arma de fuego de pequeño calibre y descerrajó un tiro en la nuca de Jeff. Ya muerto, introdujeron su cadáver en la furgoneta blanca, se desplazaron hasta una finca propiedad del tío del procesado descendiente de Viniegra de Arriba y allí escondieron el cuerpo.

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El crimen no trascendió hasta dos días después y lo que ocurrió en esas 48 horas es, de momento, un misterio sobre el que tratarán de arrojar algo de luz los testigos citados a declarar en las ocho jornadas de juicio previstas en la Audiencia Provincial a partir del próximo 8 de mayo. ¿Regresaron a Logroño y Alberite los acusados? ¿Se quedaron en casa de algún familiar en Viniegra?

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El siguiente movimiento sitúa a J.A.G. y I.Z. en la furgoneta blanca dirigiéndose a la torca de Hoyo Mingo. Eran las 13.50 horas del 11 de agosto y un agente forestal que vigilaba la zona se percató de la circulación de un vehículo que se dirigía a la sima y arrojaba lo que parecía un cuerpo. El agente alertó a la Guardia Civil que de inmediato acudió al lugar y cerró las comunicaciones de toda la comunidad para localizar la furgoneta y a sus dos ocupantes. Al escarpado paraje se desplazaron la unidad orgánica de Policía Judicial, agentes del equipo Pegaso con drones en apoyo aéreo de vigilancia y los servicios de emergencias del Gobierno de La Rioja. Tras siete horas de intenso rastreo, lograron extraer el cadáver, que se encontraba a unos 50 metros de profundidad, en una dolina abrupta y escarpada.

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Antes, a las 14.30 horas, I.Z. había arrojado una zapatilla Adidas de la víctima, un mantel, una lona en la que habían envuelto del cadáver y un destornillador de estrella impregnado en sangre a un contenedor de la calle San Miguel del municipio soriano de Montenegro de Cameros.

A las 18.00 horas localizaron la furgoneta en la avenida de la Constitución, en Logroño, y detuvieron a I.Z., tres horas después, a J.A.G. en su domicilio en Alberite. Su novia. J.S.A. también fue detenida, en principio como encubridora. De hecho, fue la única que quedó en libertad con cargos, el resto fueron a prisión. Aunque el caso daría un giro después y la Fiscalía la considera, al igual que al resto, autora de un delito de asesinato.

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Los dos procesados ingresaron en el centro penitenciario de Logroño, aunque, tras protagonizar un altercado, J.A.G. fue trasladado a la cárcel de Zuera, en Zaragoza. Entre tanto, Djafer permanecía en el Instituto de Medicina Legal de La Rioja a la espera de que concluyera la instrucción. Su cuerpo, pese a las reiteradas peticiones de la familia, no salió de la morgue y no fue repatriado a su pueblo natal en Argelia hasta veinte meses después. Era mayo de 2024.

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