Guitarras eléctricas

Nerviosa, corrosiva, tensa como la mejor guitarra eléctrica. De abajo arriba por el trastes con seis cuerdas en levedad que vibran por el impulso de una pelota hasta alcanzar un sonido dulce, melódico agresivo, ácido, salvaje, rotundo. Es la UD Logroñés peinada a lo Jimi Hendrix, que se sube al escenario del nuevo curso futbolístico para ofrecer un festival veraniego de esos que atrae tanto a hipsters como a heavys, pasando por los sonidos más eléctricos o los temas más operísticos. Todos tienen cabida porque cuando una guitarra suena bien afinada, la música, como el fútbol, está por encima de gustos, tribus, ascendentes o colores. Tome su consumición y contemple, al menos por un día, un ejercicio deportivo-musical perfecto, tan perfecto que preocupa, por ese temor tan humano de añorar lo que una tarde de agosto vimos y quizás no volvamos a encontrar. Porque todos recordamos ese amor de festival o de pueblo en su perfección- consumido en tres intensos días.

Seis cuerdas con nombres de futbolistas. Las centrales son Jacobo Trigo y Adrián León; a su lado, Pere Milla y Jordan; y a las dos de los extremos llamémosles Titi e Iker Alegre. Seis cuerdas tensas, nerviosas, ágiles, eléctricas, en combustión continua incomprensibles para los oídos duros de los compostelanos, pero dulces y melodiosas para el canino público riojano al que le rompieron el corazón en un festival levantino de tintes góticos. Seis cuerdas subiendo por el trastes para hacer tres goles de intensa belleza que bien pudieron ser cinco o seis de haber acertado al menos tres de las otras diez bellezas composiciones que generaron esas cuerdas de la guitarra blanquirroja.

Y como todo buen ejercicio musical, el asunto acabó bien alto, en una muestra que fue siempre a más para embriagar con calma a un estadio que acabó entusiasmado, pidiendo a gritos todos aquellos bises que fueran necesarios (el próximo el domingo a las 18.30 ante el Racing de Ferrol que podrá seguir en radio.larioja.com).

Y que cada cual se enamore de un estilo guitarrero en particular. De los insultantes solos de Jordan, que se clavó dos acciones tan similares y verticales que invita a creer que lo podrá hacer siempre. No será así intuimos-, le tirarán al suelo mucho antes si son capaces de cogerle. Pero el jolgorio con su gol aún resuena en el gradería de Las Gaunas. O quizás se enamore de la guitarra de Pere Milla, artista de cuna, que debutó en Logroño con dos goles que subieron al marcador y otros dos que Gato logró evitar en la primera parte. O de los dúos que se marcan Jacobo Trigo y Adrián León, que a través de una música medieval, primitiva, establecen la piedra y la yesca de los incendios que crea la versión mejorada de la UD Logroñés.

Tres acciones mejoradas y revisadas en relación al curso anterior. Tres goles para enmarcar. Tres punteos del maestro Slash para Titi, inicio y final de todos los halagos posibles que una tarde dulce de verano se pueden llevar una plantilla, un cuerpo técnico y una afición. Porque las vacaciones en Logroño son posibles y, en ocasiones, hasta divertidas, como todo buen amor de verano.