Las movidas de Zahera

Divertido en sus historias, grave en la voz, gallego en el humor, teatral y gesticulero con el cuerpo, disperso en su discurso, cercano con el público... Así arma Zahera un impagable espectáculo, donde la virtud no está tanto en lo que cuenta, sino en cómo lo cuenta.

En Logroño rompió el hielo con música y con cosas de gallegos, concretamente con esa 'Carmiña Burana' interpretada en año compostelano por 'Ainoa y Arteta', según palabras de un político de la tierra, para luego dar paso a su peculiar familia. A su madre, 'Lecha', con debilidad por las esquelas y la muerte, y mujer de frases lapidarias como «Hijo mío, ¿tú no estarás en el mundo por estar?»; a su padre, «un enigma de tío»; a sus cuatro hermanas mayores y a él mismo. Los siete vivían en Santiago de Compostela en un apartamento de 86 metros cuadrados y sus historias de aquellos años 70 en los que se recrea Zahera podrían ser las de cualquiera con cierta edad, pero escuchadas de su boca adquieren tintes tragicómicos imposibles de no aplaudir. Y así lo hizo el público que este jueves llenaba el salón principal del Círculo Logroñés, de donde uno salía con ganas de continuar de risas y de cañas con el actor.

Quien fue Petróleo en 'Mareas vivas' (papel que le dio a conocer en la televisión gallega), Cabrera en 'El Reino' (con el que consiguió su primer Goya) o Xan en 'As bestas' (quizá su próximo Goya), hace chanza en su monólogo de quienes han llegado a confundirle con Chiquilicuatre o le han visto parecidos más que razonables con Sean Penn, la Mildred de Los Roper o Núñez Feijóo (si se ajusta unas gafas).

¿Qué cómo acabó de 'chungo'? Cosa de su familia, de los Hermanos de la Salle, los yonkis, los Ángeles de Charlie...