¿Qué son los móviles 'tontos' y por qué se venden cada vez más?
No tienen pantalla táctil ni conexión a internet
SARA BORONDO
Viernes, 22 de julio 2022, 10:28
Los adultos intentamos limitar el tiempo que pasan los adolescentes con el teléfono móvil pero casi nadie se para a pensar si está haciendo un uso adecuado de esta tecnología; si pasamos demasiado tiempo mirando la pantalla o si estamos demasiado dependientes de las redes sociales y los servicios de mensajería hasta el punto de que nos roban varias horas del día.
Se supone que los teléfonos inteligentes sirven para comunicarnos mejor y para ahorrar tiempo a la hora de consultar información o realizar una gestión (aunque sea tan simple como sacar una entrada para el cine), pero pueden convertirse en un inconveniente o incluso llegar a suponer una adicción.
Según la guía «Beneficios y riesgos del uso de Internet y las redes sociales» editada el pasado mes de febrero por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), la mayoría de la población (un 60%) asegura que la tecnología facilita el aprendizaje de conocimientos, mientras que el 80% considera que ayuda a construir comunidades o mejorar la calidad de vida de las personas. También se perciben puntos negativos: posibilidad de desarrollar una adicción, pérdida de la noción del tiempo, empeoramiento de la calidad del sueño... Es más, el 28% de la población opina que las nuevas tecnologías afectarán a sus capacidades mentales, el 66% cree que pueden suponer una pérdida de habilidades sociales y el 71% que pueden generar ansiedad o estrés.
Depender del móvil para todo
Se ha empezado a producir el hecho de que hay gente que se siente abrumada por el excesivo uso de los móviles y está cambiando sus smartphones, los teléfonos inteligentes, por lo que se ha dado en llamar teléfonos 'tontos' (sirven para llamar y poco más).
No se trata de móviles que saliesen a la venta hace 20 años, sino de 'feature phones', modelos que recuerdan a los de principios de siglo o incluso los mismos modelos rediseñados con pantallas actuales y algunas prestaciones extra (alarma, SMS y calculadora sin redes sociales, correo ni mapas). Algunos ejemplos de esto último son el Nokia 3310 que la marca recuperó hace cuatro años o el Alcatel 1068D, a los que les dura la batería varios días y que no requieren demasiado la atención de su propietario. La marca estadounidense Light Phone, que tiene a la venta feature phones, informó de que en 2021 hizo récord de facturación: sus ventas se dispararon un 150%, sobre todo entre los jóvenes de 25 a 35 años.
A sus 60 años. Montse es una de esas personas que siente que el móvil le está robando tiempo y libertad. «Me molesta la dependencia. El estrés que pasas cuando te quedas sin batería y no puedes recargarla, cuando no te funcionan los datos y, de repente, te quedas como inútil. Yo me apañaba muy bien sin el móvil y ahora lo necesito para todo: el transporte cuando tengo que ir a un sitio nuevo, información sobre cosas que veo... Antes eso lo buscaba en otro momento o, simplemente, dejaba de importarme. Me gustaría reaprender a funcionar sin estar pendiente de algo que te puede fallar, creo que me da más ansiedad de la que me quita», reconoce, por lo que tiene previsto cambiar su móvil a otro sin conexión ni aplicaciones.
Interferencia para disfrutar del momento presente
Lleva un tiempo arrastrando esa molestia por la dependencia de un teléfono, pero la gota que ha colmado el vaso ha sido un viaje de vacaciones a Dinamarca; dice: «el hecho de tener que estar pendiente de si se me conectan los datos al cambiar de país o si me va a durar la batería estando tanto tiempo fuera de casa sin poder cargar, de si podré hacer fotos o no porque la pantalla no se ve cuando hay mucha luz y porque si estás todo el rato con el móvil te quedas sin batería y, claro, no puedes hacer fotos... Una de las cosas positivas de viajar era desconectar, pero eso cuesta con el smartphone. La gente te escribe pidiéndote que hagas cosas porque no sabe que estás fuera y tú lo haces porque, total, no cuesta, pero te saca de tu contexto, te distrae de las vivencias presentes. Un smartphone es lo más contrario a vivir el presente que hay».
Esto no ha sido siempre así, explica Montse, es una sensación que se ha agudizado cuanto más utilizaba el móvil para más acciones, «me molesta que todo esté concentrado, en un principio me pareció práctico, pero ya no —afirma—. Tienes cámara, tienes teléfono, aunque ahora solo lo uso para hablar con gente mayor que no tiene smartphone, estás en contacto en todo momento con el WhatsApp, tienes mapas, la app del banco, el correo... pero de repente vas a hacer un pago y no te llega el SMS del banco con la confirmación y no sabes por qué. Se supone que puedes pagar porque llevas el smartphone y cuentas con eso, pero a veces falla algo que no puedes solucionar. Me he cansado de depender de ese aparato».
Otra razón que lleva a optar por una tecnología menos actual es que también es más segura. Los virus cada vez atacan más a los móviles, hay más intentos de phising a través de mensajes y del correo electrónico y el caso Pegasus de espionaje masivo ha hecho sentirse insegura a mucha gente (aunque se tratase de ataques dirigidos a figuras públicas).
Primer teléfono para adolescentes y gente mayor que no quiere pantallas táctiles
También deciden adquirir teléfonos sin conexión quienes compran un primer móvil a su hijo adolescente. La idea es que puedan contactarles si hay algún problema cuando van al instituto, pero no que accedan a Internet o a servicios como WhatsApp.
Todavía hay una cuarta razón para la popularidad de los 'dumbphones': gente mayor que se siente apabullada por todas las posibilidades de los teléfonos actuales y no entiende bien cómo se utiliza una pantalla táctil.