EL hueco donde se aloja, en la botella, el tapón de corcho es un doble tronco de cono con tres diámetros: Exterior de 21 centímetros. - ... Interior alto (a 5 milímetros del exterior) de 19 mm. - E interior bajo (abierto ya en campana, de 21 mm.).
Los tapones frecuentes son de 24 mm. de diámetro y 44 milímetros de longitud (los hay de 39 y de 49 también). Así que totalizan, los de 44, unos 20 centímetros cúbicos.
La encorchadora, para introducirlos en la botella, los comprime hasta 18 milímetros de diámetro, y allí el tapón se expande ajustándose al interior del cuello de la botella. Si el tapón es de baja densidad se expande con poca fuerza, pero si es de célula vieja, es como la madera, no se expande. Así tenemos tapones correctos y que se expanden con fuerza y otros no correctos por baja densidad que se expanden sin fuerza o de corcho viejo o de corte muy exterior en la corteza del alcornoque, que no se expanden.
¿Cómo distinguirlos el cosechero? Simplemente por peso. Hace falta una balanza («pesacartas») que dé gramos y décimas de gramo.
Por ejemplo, recibimos una saca con 500 tapones, cogemos 10 y los pesamos uno a uno. La densidad correcta es 0,15 a 0,16. Como cada tapón es de 20 cc., los pesos correctos serán de 3,0 a 3,2 gramos. Si pesan menos de 3 gramos se corre riesgo de que el vino, si se calienta, los expulse. Pero si son de más de 3,2 gramos, si se calienta el vino, no los expulsa pero pueden salir gotas de vino. Esta exigencia es fundamental para vinos de crianza, pero no tanto para vinos del año. De esos 10 tapones se cortan 5 por la mitad y se huele el corte. Si hubiera TCA se notaría.
Para embotellar blanco y rosado es necesaria la misma exigencia, pero además pidiendo por escrito al corchero que sean estériles. Un tapón con infección de levaduras es capaz de enturbiar una botella de blanco o rosado en un mes.
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