Los precios de la uva encienden la vendimia
Riscal rompe la atonía con pagos entre 1 y 1,6 euros, pero otros grandes operadores se limitan a 80 céntimos pese a la poca uva y su calidad, mientras los viticultores hablan de «ruina»
Que la crisis de Rioja era estructural, y no coyuntural, es ya una certeza. La esperada escasez de uva –que llevó al Consejo Regulador a reducir drásticamente y de forma generalizada los rendimientos máximos de producción por municipios– se está confirmando con las primeras entregas a las bodegas, pero ni siquiera tal evidente falta de materia prima está siendo capaz de levantar los precios de la uva, que apenas mejoran levemente las cifras del año pasado.
Es un fenómeno nuevo porque, sin ir más lejos, tras la última helada de 2017 –pese a que se recogió bastante más uva que la que entrará este año con casi 350 millones de kilos– los precios medios rondaron los 1,5 euros por kilo. Este año se esperan poco más de 200 millones de kilos y las bodegas no tienen nervios, al menos por ahora, por asegurarse el aprovisionamiento.
Campo Viejo, el principal comprador de la DOCa ha situado el kilo uva tinta en el entorno de los 80 céntimos, los mismos que las tablas de Félix Solís pero es que la gran mayoría de grandes operadores se mueven en la misma línea e incluso en algunos casos por debajo: «Quien este año no cobre por encima del euro va a perder dinero, mucho dinero, por trabajar como ya sucedió la campaña pasada para la gran mayoría», indica Néstor Alcolea, secretario general de UPA.
Por supuesto hay algunas operaciones por encima del euro, precio que ya garantizó Bodegas Muga hace unos meses en plena lucha de los agricultores contra el mildiu y que su director de técnico, Isaac Muga, asegura que están cumpliendo: «En partidas muy elegidas podemos llegar hasta los 1,6 euros».
En Rioja Alavesa, en general, hay un cierto plus respecto al resto de zonas, con algunas grandes compañías aplicando una prima adicional de 10 céntimos, mientras que también Marqués de Riscal acaba de volver a presentar unas tablas que, como siempre en función de la edad del viñedo, van desde 1,6 euros por kilo para las viñas más viejas hasta 1 euro para las más jóvenes (las posteriores al año 2010). Es una subida superior a los 20 céntimos respecto al año pasado e incluso Riscal pagará por encima de 3 euros las uvas 'pata negra'. Es decir, otra liga.
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Otro caso es el de Javier San Pedro, de Bodegas Vallobera (Laguardia): «Yo voy a pagar 90 céntimos por kilo de uva tinta y me gustaría pagar más porque sé que el coste de producción va a ser de al menos un euro, pero el mercado está como está y, quienes marcan precios y contra los que luego competimos, no están por la labor». Vallobera compra alrededor de un millón de kilos y su propietario considera que «moralmente no puedo pagar 70 céntimos, como están marcando algunos operadores». «Trabajo con unas 60 familias y me gustaría que, quienes controlan este mercado, pagaran a mis precios porque yo iría para arriba, pero la política que hemos seguido en Rioja en los últimos años nos ha llevado a esta dramática situación».
Protesta de Asaja
La opinión del bodeguero no difiere demasiado de la de los representantes de los viticultores. ARAG-Asaja protestó ayer en la puerta de la sede de Grupo Rioja, la asociación bodeguera que agrupa a las grandes compañías de la DOCa. Eduardo Pérez Hoces, junto con Igor Fonseca, secretario general del sindicato, aseguraron que la situación es «insostenible». «Son seis campañas de precios muy bajos, de pérdidas, y ésta lleva camino de ser la puntilla cuando sin viticultores no hay Rioja».
Fonseca recuerda que «en el último pleno del Consejo Regulador ya pedimos que se pagara de acuerdo a la producción que hay en las cepas, es decir, muy poca uva, pero los precios que estamos conociendo no garantizan ni mucho menos los costes de producción». Asaja considera que «todo se va a poner en riesgo». «Ya hubo problemas este año para sacar adelante el presupuesto del Consejo Regulador y nosotros no vamos a volver a pedir a los viticultores que pongan todavía más dinero en 2026; si los precios no suben esta vendimia será la de la vergüenza, y además en el centenario de la DOCa Rioja».
«Si los precios no suben esta vendimia será la de la vergüenza, y además en el año del centenario de la DOCa Rioja»
«Lo que veremos con estos precios de forma generalizada son viñedos abandonados, y no son pocos los que ya lo están»
Fonseca insiste en hacer un«llamamiento a la responsabilidad social». «Así no se puede celebrar centenario alguno», denuncia al tiempo que recuerda que «es chocante que las grandes bodegas asuman, como mal menor e incluso con casi satisfacción, los aranceles del 15% para vender vino en EEUU, pero muchas no son capaces ni de subir diez céntimos el precio del kilo de uva en una campaña como ésta». Asaja no descarta incluso movilizaciones:«No podemos quedarnos de brazos cruzados».
Roberto Salinas, vocal de UAGR en el Consejo Regulador y además viticultor de Briñas es también claro:«Esta situación, esta vendimia, va a ser la ruina de muchos viticultores, ya que los costes no para de subir y, desgraciadamente, creo que tras esta campaña muchos van a tirar la toalla». «Lo que veremos –lamenta– son viñedos abandonados, y no son pocos lo que ya los están, pero de forma mucho más generalizada». Salinas denuncia que «no hay la más mínima empatía por parte de las grandes bodegas ni respeto a la Ley de la Cadena, pero saben que al final nunca pasa nada».
«La Interprofesional y el Consejo Regulador no pueden dar la espalda a los viticultores como están haciendo»
Néstor Alcolea, secretario general de UPA, insiste en que «con 80 céntimos no hay rentabilidad posible». «Tal y como ha ido el año se necesitarían al menos 4.500 euros por hectárea, pero, con medias de 3.500 kilos de producción quien los tenga, hablamos de 2.800 euros».
Alcolea denuncia que «no es el caso de una bodega sino que, salvo excepciones concretas, los precios de 80 céntimos, e incluso por debajo, están generalizados por lo que debería actuar la Interprofesional, que para eso se creó». El portavoz de UPA insiste en que «no se puede dar la espalda al viticultor como estamos haciendo desde la Interprofesional y desde el ConsejoRegulador en los últimos años». En este sentido, advierte de que el supuesto equilibrio esperado de la ratio «se ha conseguido exclusivamente por la reducción de uva, pero el problema sigue siendo el mismo y cuando tengamos una cosecha normal la uva se quedará en el campo». «Nos sobran 15.000 hectáreas», avisa.
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