Lecturas en el mundo rural
Riojanas extraordinarias ·
Adelina Moya Impulsó la biblioteca de SajazarraLlegada la edad de la jubilación, a Adelina Moya su marido, Jesús Arpal, le planteó que prefería cambiar el asfalto y las prisas de la ... ciudad por la tranquilidad de un pueblo. «Enseguida pensé en Sajazarra», señala esta historiadora del arte y profesora universitaria retirada.
Aunque nació en Córdoba, Adelina vivió parte de su infancia en la localidad riojalteña. En Sajazarra, inició sus estudios en la desaparecida escuela, hizo la Primera Comunión y pasó algunos de sus momentos más felices junto a su abuelo Ángel Valgañón y sus tíos Sofía y Samuel.
Ella, que estudió Historia y se doctoró en Zaragoza y ha desarrollado toda su carrera profesional en el País Vasco (ha sido docente de la UNED y, durante cerca de 25 años, profesora en la Facultad de Bellas Artes de la UPV), siente que en Sajazarra tiene «vínculos afectivos y uno de los anclajes de mi vida».
Por eso quiso entregar a esta pequeña localidad riojana, de unos 130 habitantes censados, el legado de una vida dedicada a la docencia, la cultura y la investigación. Junto a su esposo, puso en marcha hace cuatro años la primera y única biblioteca con que ha contado Sajazarra. Para ello, el matrimonio donó un millar de libros que han acumulado durante su trayectoria como docentes (Jesús también fue catedrático de Sociología y director de la UNED con sede en Bergara).
«Le hicimos la propuesta al Ayuntamiento de que no solo aportábamos los libros y los estantes, sino que también atenderíamos el servicio y organizaríamos charlas de forma periódica», indica. El Consistorio sajeño apoyó la idea y les acondicionó un espacio en el bajo de la oficina de la Comunidad de Regadío Tirón Rioja Alta.
Acercar la cultura
Su iniciativa ha acercado la cultura, el arte y la literatura a los habitantes de este coqueto municipio riojano. «Cuanto más pequeño es un pueblo más interés tienen este tipo de actividades, porque en las ciudades grandes hay de todo», reflexiona Adelina. Por motivos de salud, la pareja no ha podido continuar atendiendo la biblioteca este año y la han dejado en manos especialmente de Luis Carlos Mahave. Pero el proyecto ya ha tomado velocidad de crucero. «El pueblo lo ha acogido muy bien y está siendo una experiencia muy feliz», declara Adelina.
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