Un tardío lamento

La condena y el lamento siempre son oportunas, pero la que se vivirá este viernes en El Espolón (frente al edificio de la Delegación, a las 12.30) es extraña por varios factores, como extraño es el caso en sí y cómo llegó a ser conocido.

Lo primero que resulta raro es el tiempo. La muerte de la mujer -vecina de Logroño, de 56 años y de nacionalidad española- ocurrió en octubre de 2020. Pero no se enteró nadie. Y eso, en una comunidad en la que hay tan pocos homicidios, es realmente extraño por mucha pandemia que se viviera. No hubo ninguna información por parte de Policía Nacional ni de Delegación del Gobierno, algo también muy raro en un presunto homicidio, y más en un caso de violencia de género.

De hecho, nadie se enteró de nada hasta el 3 de noviembre de 2021, más de un año después. Y el caso salió a la luz de una manera aún más rocambolesca, a la vera de otro crimen terrible: el asesinato del pequeño Álex en Lardero, pocos días antes. Y es que medios nacionales apuntaron a que el presunto asesino de Álex, Francisco Almeida, podría tener algo que ver en la muerte de esta mujer, un año antes.

La sorpresa entre los medios riojanos fue mayúscula, en primer lugar por la mera existencia de un asesinato del que no se sabía absolutamente nada. La implicación de Almeida se descartó pronto: la huella en el lugar del crimen que presuntamente podría incriminarle no era suya. Y para más extrañeza, resultó que como se supo también entonces, en un primer momento el caso se investigó como suicidio, a pesar de que el cuerpo presentaba golpes y heridas de arma blanca. Entonces (recordemos, noviembre de 2021) se informó ya de que el principal sospechoso de la muerte era el marido de la víctima, y que el caso llevaba desde septiembre en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer. Caso, pues (siempre a al espera del juicio), de violencia machista.

Nada máss. Hasta este jueves: de repente, la Delegación de Gobierno «confirmó» un caso de violencia machista ya confirmado ocho meses antes, y convocaba una concentración de protesta por el asesinato, mientras el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño condenaban oficialmente la muerte de la mujer.

¿Qué ha ocurrido? Pues una de esas cosas extrañas que tienen a veces las administraciones. Este jueves el Ministerio de Igualdad actualizaba los datos de víctimas morales de violencia machista. Entre ellos aparecía el de La Rioja en 2020, el primero desde 2009. Varios medios riojanos se hicieron eco de nuevo de ese asesinato. Y, como si de repente alguien se hubiera acordado de la propia víctima, Delegación, el Gobierno y el Ayuntamiento reaccionaron.

Un lamento extrañamente tardío, pues, en un caso gestionado de manera más que peculiar.