Pablo Franco
El jefe de los servicios técnicos del Consejo Regulador advierte de que «habrá rebrotes de mildiu» tras una tormenta que «ha destrozado pámpanos y va a generar problemas en el cuajado»
La presión que estaban soportando los viñedos de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja en esta primavera por el mildiu era «considerable» pero últimamente ... parecía ya «dominada» debido al «excelente trabajo de los viticultores y a su esfuerzo económico y físico». Hasta que la tormenta de este miércoles por la noche «lo ha vuelto a descontrolar todo», hasta el punto de que «ahora también habrá que estar atentos en Rioja Oriental» porque en algunas zonas cayeron 10 litros. Estas consideraciones corresponden a Pablo Franco, jefe de los servicios técnicos del Consejo Regulador, que asegura que «he hablado esta mañana con viticultores que están derrumbados».
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El trabajo de todo un año para cuidar el viñedo «sin escatimar esfuerzos, en una campaña que se preveía corta pero con costes de producción altos», ahora se viene abajo por una tormenta «de una intensidad brutal. Hay viñedos con daños muy significativos, no solo los que han quedado destrozados al 100% en Navarrete o la zona de Moncalvillo, principalmente. Me refiero también a los que tienen tocado el 80% o el 90% porque la pérdida también es total a nivel cualitativo», añade. Franco señala que incluso «hay viticultores que no piensan en el seguro», no les sirve de consuelo, «porque ellos quieren vender la uva».
En zonas de Rioja Alta y Alavesa, con los viñedos en un momento delicado, en plena floración, la tormenta y la lluvia del miércoles «va a generar problemas en el cuajado, se ha lavado el racimo y esto va a hacer que se pierda fruto». Asimismo, la virulencia del viento «ha destrozado pámpanos» con lo que la cosecha sufrirá una merma notable en producción de kilos pero también en calidad. «Está siendo un año de montaña rusa y muy caro para el agricultor a la hora de mantener ese viñedo», añade.
Hay zonas de la Denominación en las que «los viñedos directamente no se van a poder vendimiar o la cosecha será muy escasa». Además, «se va a perder el interés enológico porque ahora el ciclo de las viñas, tras la tormenta, no trabaja en producir uva sino en curar las heridas», concluye el jefe de los servicios técnicos del Consejo.
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