Capellán: «No se puede tener un Gobierno manchado por la corrupción, es el descrédito»
El presidente del Ejecutivo regional asegura que ve con «vergüenza ajena» los escándalos que afectan al Gobierno de España, en alusión a los relacionados con Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán
Ana Lumbreras y Pilar Mazo
Sábado, 28 de junio 2025, 10:42
El presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, ha asegurado a EFE que «no se puede tener un Gobierno manchado por la corrupción, ya es el descrédito absoluto» y que tampoco se puede gobernar sin presupuestos, en referencia al Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez.
«Me da igual el presidente que esté: un gobierno manchando por la corrupción no puede gobernar», ha incidido Capellán, que este lunes cumple dos años al frente del Gobierno riojano, donde tiene mayoría absoluta.
Durante la entrevista, ha recordado que Sánchez, cuando se produjo la moción de censura a Mariano Rajoy, dijo que «no se puede gobernar un país manchado por la corrupción y lo suscribo, estoy totalmente de acuerdo».
También está de acuerdo con lo que dijo Sánchez sobre que «un gobierno no puede gobernar sin presupuestos», dado que, según Capellán, son «principios muy sanos para la democracia» y no cree que «ni un solo ciudadano piense que, manchado por la corrupción, alguien puede gobernar».
Ha reconocido que, como ciudadano, al igual que la sociedad española, está «perplejo» y ve con «vergüenza ajena» los escándalos de corrupción conocidos que afectan al Gobierno de España, en alusión a los relacionados con el exministro José Luis Ábalos, su exasesor Koldo García y el exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán.
Capellán ha reiterado que él nunca valora a las personas, dado que los riojanos no le han elegido para que valore ni critique a nadie, sino porque creen en su proyecto de futuro para La Rioja y «cada uno tiene que dar respuesta a sus ciudadanos de aquello a lo que se compromete y lo que hagan los demás, lo juzgarán los ciudadanos».
Para el presidente riojano, «la política nacional no se ocupa de las cosas que de verdad preocupan a los ciudadanos» y «con el escándalo de la corrupción que estamos conociendo y lo que nos abochorna a todos como ciudadanos, todavía menos»; por lo que le gustaría que se hablara de lo que preocupa a las personas.
No se ha pronunciado sobre si, ante esta situación, deberían convocarse o no elecciones generales, dado que es algo que no depende de él, «la decisión la tiene quien la tiene», en referencia al presidente del Gobierno; y ha incidido en que su principal objetivo es trabajar por los intereses de La Rioja y de los riojanos.
«Las personas, en política, son prescindibles, pero no las instituciones, que hay que preservarlas», según Capellán, quien ha subrayado que «hay que gobernar para dar servicio a los ciudadanos».
Cumplir la ley
En financiación autonómica, ha reivindicado que «a La Rioja se le dé lo que le corresponde en tiempo y forma porque sale de la tributación de los impuestos y de la contribución de las empresas y de los contribuyentes riojanos», en referencia a las entregas a cuenta por parte del Estado.
Ha recordado que hay un sistema de financiación aprobado, que determina las entregas a cuenta cada mes, y le preocupa que «el Gobierno de España no tenga un presupuesto aprobado, lo que es una anomalía inédita en la historia democrática y va a ser ya el tercer año» en esta situación.
Capellán ha señalado que, ante esa falta de las entregas a cuenta, su Gobierno ha tenido que pedir un préstamo de cien millones de euros para atender las políticas públicas de esta comunidad, como las de dependencia.
«Tener que pedir a un Gobierno (de España) que cumpla la ley es preocupante», ha subrayado el presidente riojano, para quien esta comunidad es la peor tratada en materia de infraestructuras de comunicación.
Encara los próximos dos años de legislatura «con la misma ilusión» con la que inició su etapa de Gobierno para «construir el futuro de La Rioja» y defender los intereses de la región y de los riojanos; y con la satisfacción de ser fiel a sus principios, de ser una persona «creíble» y e no querer distraerse con los «ruidos» del ámbito político nacional.