Candela y Alberto: unos estudiantes extraordinarios
Los dos jóvenes, Premios de Bachillerato de la Consejería de Educación, hallan en la organización la clave para lograr un óptimo currículo académico
Han obtenido altas calificaciones durante el pasado curso, en la PAU les fue igualmente muy bien y ahora han añadido a esos logros otro más. ... Candela Cabezón y Alberto Espiga han sido los receptores del Premio Extraordinario de Bachillerato en La Rioja, un galardón que, según cuentan, ninguno de los dos esperaba alcanzar, pero que a ambos llena de orgullo. «El esfuerzo y la dedicación al final se notan», recalca ella.
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No todos los jóvenes pueden optar a este premio. Hay un requisito principal: tener una nota media de 8,75 o más entre todas las materias (excepto Religión) de los dos cursos de Bachillerato. Los que cumplen con esa condición pueden presentarse a un examen que este año tuvo lugar dos semanas después de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Ambos se animaron a hacer la evaluación y eso que aseguran no haberse preparado de una manera específica para ella. «Yo ya me había desentendido de los estudios», sostiene Espiga. «Haberse preparado más después de la PAU habría sido quemarse vivo», apostilla Cabezón.
Pese a esos puntos de partida, a los dos jóvenes les fue muy bien y el tribunal calificador les eligió como los merecedores de un reconocimiento que tiene una recompensa en metálico de 612,25 euros y con el que optan al Premio Nacional de Bachillerato del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Más allá de eso, los dos jóvenes ven el galardón como una consecuencia más del trabajo realizado en Bachillerato. «Ha sido como hacer un examen más», opina la logroñesa, para quien este logro ha significado el culmen «a ocho meses de mucho esfuerzo y dedicación».
«Estos cursos me han servido de aprendizaje, y no solo de las materias que se cursan sino también sobre mí misma»
Candela Cabezón
Premio Extraordinario de Bachillerato
Para ella, la clave para alcanzar la excelencia curricular reside en la organización. «Es lo primordial», certifica la joven, quien tras acabar su etapa en el IESEscultor Daniel ha decidido dedicar este año a concluir su formación en el Conservatorio de Música, donde cursa sus estudios de guitarra. «Estoy en el último año y desde hace ya un tiempo me di cuenta de que esto me gustaba mucho y de que quería terminarlo», expone.
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Diferentes caminos
Candela Cabezón está ahora centrada en ese reto. Tras finalizar Bachillerato con un 9,67 de media y obtener en la PAUun 13,532 ahora dedica una parte de su tiempo a su preparación musical. «No es un año sabático porque, además, me estoy sacando el C2 de Inglés y estoy a la espera de unas prácticas de monitora de tiempo libre», recalca. En el horizonte, el próximo curso, aparece una decisión: qué estudiar. Aún no lo tiene claro. «Estoy barajando hacer Física o Arquitectura, pero también me gusta mucho Historia», enumera la joven de 18 años. «O podría acabar los estudios del Conservatorio y, si veo que me gusta mucho, hacer un Grado Superior en Composición Musical», apostilla.
Quiere aprovechar este tiempo para acumular los argumentos necesarios para tomar la decisión más adecuada. También utilizará este periplo para seguir aprendiendo, tal y como afirma haber hecho durante todo su trayecto escolar y, más en concreto, en Bachillerato. «No voy a decir que ha sido un camino de rosas, pero sí me ha servido de aprendizaje, y no solo de las materias que se cursan, sino también de mí misma;de saber hasta dónde se puede llegar, cuándo se ha de parar y todo ese tipo de cosas», analiza.
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«Hay que encontrar tiempo para disfrutar del camino, así como para compartirlo con tu gente»
Alberto Espiga
Premio Extraordinario de Bachillerato
Alberto Espiga, mientras, sí que ha optado por empezar sus estudios universitarios este año. Tenía dudas de si quedarse en Logroño o irse fuera y finalmente eligió poner rumbo a Bilbao para hacer el doble grado en Física e Ingeniería Electrónica. «Al principio da un poco miedo salir de casa, pero a mí siempre me han gustado mucho las ciencias, y más en concreto la física y, al menos por ahora, estoy muy contento», se congratula este joven que sacó un 10 de media en sus dos cursos de Bachillerato y que logró la nota más alta de la PAU en la región.
En su caso, además de en el esfuerzo, el ya estudiante universitario, encuentra en el equilibrio uno de los pilares sobre los que sustentar el rendimiento académico. «No te voy a decir que dejar espacio para otras cosas es lo más importante, porque también ha de haber una disciplina, un trabajo y una organización, pero sí que hay que encontrar tiempo para disfrutar del camino y de compartirlo con tu gente», considera el exalumno delIESDuques de Nájera. Eso es lo que hizo en el instituto y lo que está tratando de hacer igualmente en Bilbao. «Una de las cosas que más me está dando esta nueva etapa es conocer a mucha gente que está empezando a formar parte de mi vida», concluye. Una recompensa más.
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