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La avispa asiática avanza imparable por el río Ebro en su colonización de La Rioja

La avispa asiática avanza imparable por el río Ebro en su colonización de La Rioja

Este 2016 registra ya 12 ejemplares capturados y una veintena de nidos detectados, 16 de ellos en apenas dos meses

Roberto G. Lastra

Miércoles, 21 de diciembre 2016, 22:31

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La vespa velutina nigrithorax, la voraz especie invasora conocida como avispa asiática, avanza imparable por el curso del Ebro en su colonización de La Rioja. El registro del Plan de Acción para la Gestión y Control de la Avispa Asiática del Gobierno de La Rioja deja ya poco lugar a la esperanza y la posible amenaza se ha transformado en apenas dos años en certeza temible.

Con solo dos ejemplares capturados y tres nidos destruidos el pasado año, la estadística de este 2016 ratifica los peores augurios: 12 ejemplares capturados en Logroño, Anguiano, Villalba de Rioja, Ollauri, Viguera y Navarrete; y 18 enormes avisperos detectados, cuatro en zonas cercanas de titularidad alavesa y burgalesa y otros 14 en suelo riojano -Logroño (6), Haro (3), Arenzana de Abajo, Cenicero, Alberite, Cuzcurrita del río Tirón y Casalarreina-.

«Esto es una progresión geométrica. De momento su distribución aquí está siendo por el valle del Ebro desde La Rioja Alta hasta Logroño, pero también han penetrado algo por los valles: por el Najerilla hasta Anguiano, por el Iregua hasta Viguera... Está siendo imparable en todos los sitios, y en La Rioja, a la espera de lo que ocurra en las zonas de sierra, nos tememos que el valle lo colonicen completamente porque es una especie que es muy invasiva, de hecho lo ha conseguido en todo el norte de España, desde Galicia hasta Cataluña, y ha llegado ya también a Portugal, Reino Unido, Córcega...», resume Luis Lopo, técnico del Área de Conservación de la Biodiversidad de la Dirección General de Medio Natural, quien coincide en sus negros augurios con otros expertos que ya han alertado de que «el valle del Ebro va a ser colonizado entero por esta especie en 3, 4 o 5 años a no ser que se descubra una feromona eficaz».

«De lo que no puede quedar duda es que estamos haciendo todo lo que se puede hacer, aplicando los protocolos, siguiendo la estrategia nacional y con una excelente coordinación a nivel técnico con otras comunidades, pero... Lo previsible es que esto vaya a más, ojalá pudiese decir otra cosa, pero la experiencia que han tenido en otras comunidades limítrofes nos indica que las perspectivas no son nada buenas, sobre todo con los inviernos relativamente suaves y con pocas heladas que estamos teniendo», resume Lope, quien añade que «lo único que podemos hacer es tratar de ralentizar el proceso a la espera de que se halle un método realmente eficaz y selectivo para combatir a esta especie».

Dos ejes claves en la batalla

Y ese plan de acción se asienta sobre una doble pata clave en esta batalla: la caza de ejemplares, prioritariamente reinas para evitar la creación de nuevos nidos, mediante trampas; y la detección y destrucción de avisperos. En cuanto al trampeo se ha cerrado la campaña, que se retomará en primavera, con las mencionadas doce avispas capturadas. «En esta época las trampas ya no son eficaces, no tienen ningún sentido, pero se volverá a instalar al final del invierno que es cuando despiertan las reinas y salen para empezar a crear sus nidos, con cada reina que capturas evitas la construcción de un nuevo nido. En cualquier caso, el grupo de trabajo en el que estamos integrados varios departamentos se reunirá y decidirá las medidas a tomas de cara a la próxima campaña», aclara el técnico de Medio Natural.

Respecto a la destrucción de avisperos, los resultados han comenzado a apreciarse en los últimos dos meses, tras la caída de las hojas que hasta entonces dificultaban el hallazgo de los nidos, pese a su volumen, ya que pueden alcanzar los 80 centímetros de diámetro. De hecho, hasta septiembre solo se habían descubierto dos nidos, ambos en Logroño: uno en enero en El Cortijo y otro en abril junto a Bodegas Campo Viejo. En septiembre se halló otro avispero en Logroño, el día 26 en la calle María de la O Lejárraga; en octubre, 3 más -uno en Arenzana de Abajo y dos en la capital riojana-; noviembre sumó otras seis detecciones -Logroño, Salinillas de Buradón, Labastida (2), Alberite y Haro; y diciembre acumula, de momento, otra media docena -Cenicero, Casalarreina, Haro (2), Labastida y Cuzcurrita del Río Tirón-. «El momento clave para actuar es en octubre y noviembre, porque aún quedan avispas y larvas en su interior. Eliminando el nido, eliminas a las futuras reinas que crearán nuevos nidos en la primavera siguiente. Aunque ahora seguimos destruyendo los nidos detectados, algunos ya están vacíos porque las reinas se ocultan en grietas y agujeros para hibernar», explica Lopo, quien recuerda que «aunque de cada nido pueden salir de 200 a 300 reinas, se calcula que entre el 95 y el 99% morirá en el invierno, dependiendo de la dureza de la estación, de si hay heladas...».

Las reinas que sobreviven, cuando despiertan en febrero o marzo, empezarán a constituir un nido primario pequeño en el que comienzan a poner huevos; las obreras que nacen inician la construcción del avispero secundario que irá creciendo paulatinamente hasta adquirir el tamaño enorme que presentan a finales del verano, que es cuando la reina vieja muere tras una última puesta de avispas asexuadas, que serán las futuras reinas, y de avispones macho que morirán en cuanto cumplan su misión de fecundar a éstas. Y es ese vertiginoso ciclo biológico y la ausencia de enemigos naturales lo que hace aún más temible a esta especie invasora, que no es especialmente agresiva con los humanos, pero que diezma rápidamente las colonias de abejas, lo que puede provocar afecciones al ecosistema y a la biodiversidad.

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