La continua sangría de la despoblación

Allí muchos intentaron prosperar. Muchos lo lograron y regresaron años después, dejando huella en sus municipios natales con las bellas casas denominadas 'de los indianos'. Pero el fenómeno de la despoblación ha continuado con otros motivos, como la pérdida del movimiento económico en base a la ganadería y la poca rentabilidad de la agricultura. Así, localidades como Torrecilla en Cameros que, a mediados del siglo XIX, contaba con miles de habitantes e importantes industrias, hoy apenas suma medio millar de censados. Y son censados, no habitantes.

Sucede igual con Ortigosa, cuya población se ha dividido por cuatro en siglo y medio. Y más significativo aún es el ejemplo de Soto en Cameros, con 2.520 habitantes a mediados del siglo XIX y menos de un centenar ahora, por lo que en siglo y medio ha perdido más de 2.400 vecinos. Y es que en La Rioja el 84% de las localidades cuenta actualmente con menos de 2.000 habitantes, y, de hecho, muchos no llegan al centenar y sufren el envejecimiento sin remedio de su población. En concreto, 146 pueblos de La Rioja tienen menos de 1.000 habitantes y en ellos tan solo vive el 8,9% de la población riojana.

La UAGR ha recordado las cifras del Instituto Nacional de Estadística del año 2018, por las cuales 61 municipios riojanos no llegan al centenar de habitantes, mientras que 74 tienen entre 101 y 500. Considera el sindicato agrario que es «muy oportuna y relevante la convocatoria de esta manifestación para situar en la agenda política el debate sobre la necesidad de medidas que frenen la despoblación y favorezcan el equilibrio territorial y la igualdad entre los habitantes del medio rural y el medio urbano» y, también, que «es urgente un consenso en torno a una estrategia nacional frente a la despoblación y el reto demográfico y que se definan inversiones económicas y políticas de altura, en el medio y largo plazo».

También alertaba Jarcia Riojanista la semana pasada en una nota de prensa anunciando su presencia en la manifestación 'Revuelta de la España Vaciada' que «el especial caso riojano, con la dicotomía geográfica entre zonas de sierra y valle, no hace más que agravar la diferenciación entre las formas de poblamiento entre estas dos zonas, generándose con el paso de las décadas un trasvase de servicios, recursos, infraestructuras y por consiguiente de población desde las zonas serranas a zonas de valle, lo que ocasiona, por tanto, el éxodo, el desarraigo y el abandono no solo de construcciones sino también de tradiciones y formas de cultura casi ancestrales». «La involución demográfica -continuaba Jarcia Riojanista- del hábitat rural riojano es más que evidente a lo largo de todo el siglo XX y salvo que se impongan medidas drásticas e inmediatas que lo reviertan, la tendencia es al abandono total. La evolución de la estadística poblacional resulta demoledora para los pueblos de nuestra tierra, siendo especialmente grave el tramo de la segunda mitad de la centuria del siglo anterior». Aunque en los últimos años se ha producido un leve regreso a las zonas rurales desde la capital, no dejan de ser números que no superan la pérdida poblacional, casos testimoniales o efímeros. Los pueblos, sobre todo los de La Rioja, permanecen ahora como reductos de paz y tranquilidad, destinos turísticos de montaña donde, incluso, se refugia el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien se ha podido ver más de una vez en Aldeanueva de Cameros.