Un 'Panenka' que el Zaragoza no olvidará y que le deja en Segunda

Parece fácil, pero no lo es. No es fácil marcar una pena máxima y mucho menos a lo Panenka. Cuando lo ejecuta Sergio Ramos parece sencillo, porque el portero siempre se vence a uno de los lados. O casi siempre. El Zaragoza se despidió el domingo por la noche del ascenso después de perder en La Romareda ante el Elche y de fallar una pena máxima a apenas cuatro minutos para la finalización del encuentro.

Nino había adelantado al Elche en el minuto 82. En el minuto 84 se sumaba al partido el local Javi Ros y poco después Burgui era derribado en el área ilicitana. Penalti. El navarro, todo un veterano en Zaragoza a sus 30 años, asumió el reto. Marcar para vivir, porque el Zaragoza necesitaba de un segundo gol para seguir peleando por el descenso. Ros cogió carrerilla, picó el balón y Edgar Badía lo esperó como quien aguarda a que le sirvan una cerveza. Lo atrapó. Adiós al sueño del ascenso. Visto y no visto.

Víctor Fernández, entrenador del Zaragoza, intentaba mantener la compostura sentado en el banquillo. José Luis Loreto, su segundo y exjugador del Logroñés que ascendió a Primera con Juande Ramos, movía insistentemente la cabeza y se tapaba la cara con sus manos. No daba crédito. Si hubiera marcado, no hubiera pasado nada, aunque el Zaragoza hubiese caído eliminado.

«Me ha ganado la partida», admitió Ros con frialdad, aunque en tono de preocupación. En la capital maña ya se rumorea que este fallo puede costarle la salida del club. El enfado es considerable.

Cuando a Diego Cervero le preguntaban por qué marcaba todos los penaltis que lanzaba su respuesta era sencilla: tirar hacia donde no está el portero. Para eso hay que aguantar más. Eso es lo difícil. Cervero lo sabía. Y Ramos, máximo exponente actual del Panenka.