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Las manos vacías y la cabeza muy alta
El Logroño cae por la mínima en Hungría con un polémico final que pudo cambiar la historia
Con polémica. Y mucha. El Ciudad de Logroño cayó por la mínima en Hungría, después de una gran segunda parte, en la que intentó ... remontar los cinco goles con los que el Tatabanya ganaba minutos antes. En la última jugada del encuentro, justo después de que Kule Kusan marcase el 25-25, el equipo magiar sacó rápido, el Logroño fue incapaz de frenar con falta y Sypos marcó el 26-25 final. Quedaban todavía siete segundos y Sergey intentó enviar el balón al centro de la pista. Pero Vranjes, que celebraba el gol de su compañero, interrumpió el pase sin intencionalidad. Segundos después, mientras los riojanos pedían a gritos un penalti y roja para el húngaro, las árbitras danesas Karina Christiansen y Line Hesseldal Hansen dieron por terminado el encuentro.
Una derrota que escuece a los logroñeses, sobre todo por haber tenido el empate tan cerca. De acariciar la igualdad a sufrir un varapalo gordo ante un gran equipo, con lanzadores que enloquecieron a la defensa franjivina, que en la segunda parte empezó a cogerles el tempo.
Grundfos Tatabanya (15+11)
Bartucz (p), Vranjes (5), Brozas (4), Holpert (2), Ilyes, Sipos (1), Hornyak (1), Balogh (3, 2p), Ancsin (6), Komogorov (3), Davidovic (1p) y Szas.
26
-
25
Logroño La Rioja (11+14)
Sergey Gernández (p), Sánchez Migallón (3), Kukic (2), Hackbarth (5), Balenciaga (4), Kusan (2), Ligetvari (4), Moreira, David Cadarso, Dapiran, Garciandia (3), Eduardo Cadarso y Scott (2)
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Parciales: 2-2, 6-5, 8-7, 11-10, 13-10, 15-11 (descanso), 18-13, 18-15, 21-17, 22-20, 24-21 y 26-25 (final).
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Árbitros: Karina Christiansen y Line Hesseldai (Dinamarca). Excluyeron por dos minutos Ancsin y Komogorov (2 veces); y a Sánchez Migallón y Moreira, del Logroño La Rioja.
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Incidencias: Partido de la primera jornada de la fase de grupos de la Copa EHF disputado en el Audi Arena de Gyor (Hungría) ante unos dos mil espectadores.
Directo
Pero el Ciudad de Logroño no jugó una buena primera parte, y eso le acabó lastrando. Sin embargo, fue intenso y certero en los primeros compases del encuentro. Comenzó el equipo franjivino sin Imanol Garciandia en el lateral derecho. Allí se situó Lazar Kukic, que junto a Erik Balenciaga y Patrik Ligetvari desconcertaron a los gigantes húngaros.
Pero esos mismos grandotes, en el área que defendía Sergey Hernández, se hicieron aún más fuertes. El hombre de los 200.000 euros, Gabor Ancsin, disparó con relativa facilidad. Y cuando no era el lateral derecho el que marcaba, el pivote Vranjes, con pasado ademarista, siempre encontraba sitio en los seis metros. De esta forma, los locales siempre tuvieron la iniciativa, siempre comandaron el electrónico, aunque con rentas bajas.
Pero la diferencia la empezó a marcar la portería local, defendida por Bartucz. Mientras en la meta riojana Sergey Hernández seguía sin comparecer, el 16 del Grundfos empezaba a amargarle la mañana a Ligetvari, Kusan y Sánchez-Migallón. Y así, la renta local se iba ampliando poco a poco. Hasta el minuto 22, cuando el Ciudad de Logroño sufrió las exclusiones casi seguidas del capitán y de Tomás Moreira. De esta forma, el Tatabanya llevó la diferencia a cuatro goles.
Un tiempo muerto de Miguel Ángel Velasco con el que no pudo romper la dinámica. Imanol Garciandia había entrado a jugar poco tiempo antes pero el equipo riojano se fue a los vestuarios con un 15-11 en contra y con una perspectiva negativa. Mucho tenía que cambiar la cosa para evitar una derrota en el estreno de la fase de grupos de la Copa EHF.
Y así fue. Porque la defensa fue calibrando a los lanzadores Ancsin y Borzas, fue bloqueando cada uno de los tiros de Komogorov, a robar balones dirigidos a Vranjes, a correr y empezar a achicar agua y acercarse al Tatabanya, que saltó a la pista en la segunda parte dispuesto a sentenciar rápidamente.
Pero también apareció Sergey Hernández. Y cuando el Ciudad de Logroño encuentra a su portero el equipo adquiere confianza. Y poco a poco, gol a gol, defensa a defensa, los de Velasco fueron limando las distancias hasta entrar en los últimos diez minutos de encuentro.
Erik Balenciaga se puso el equipo sobre sus escasos centímetros de estatura. Un tipo bravo el vasco, que se desenvuelve con una envidiable naturalidad en partidos cerrados. Gracias al de Zarauz, el Ciudad de Logroño se puso a tiro de piedra. A falta de dos minutos y medio, Tatabanya pidió tiempo muerto. Consiguió un gol desde los siete metros en un penalti dudoso de Cadarso.
Quedaba un minuto. Velasco pidió un tiempo muerto, Hackbarth acortó distancias desde el extremo, el Tatabanya perdió balón y Kusan, a falta de 15 segundos, empató (otra gran asistencia de Balenciaga). Luego llegarían los segundos más polémicos del partido que decretaron que el Ciudad de Logroño regrese de Hungría con las manos vacías pero con la cabeza muy alta.
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