«No se trata de competir con las máquinas, sino de hacerlas nuestras aliadas y que nos complementen»
Senén Barro, exrector de la Universidad de Santiago de Compostela ·
Barro, quien este jueves interviene en el foro 'Futuro en Español', apuesta por «educar a los jóvenes en aquello en lo que la inteligencia artificial nunca igualará al ser humano»Su trayectoria profesional es tan amplia que le pedimos que elija cómo quiere ser presentado a los lectores de Diario LA RIOJA. Y Senén Barro sintetiza su extraordinario currículo en dos de sus etapas más destacadas: la que le llevó a ser rector de la Universidad de Santiago de Compostela entre el 2002 y el 2010, y la actual como director del Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago. Barro interviene este jueves en la novena edición del foro 'Futuro en Español' para explicar que «no debemos ver las máquinas como competidoras, sino como aliadas que nos complementan», y además apostará por un sistema educativo que «instruya y forme a los jóvenes en aquello en lo que la inteligencia artificial nunca igualará a los seres humanos».
-Inteligencia artificial y creatividad. ¿Las máquinas pueden ser creativas?
-Ya lo están siendo. Otra cosa es que su creatividad dista mucho de la nuestra. Hay ámbitos donde las máquinas son claramente inferiores a las personas y, sin duda, uno en los que la distancia es sideral es el de la creatividad, por supuesto. Un ejemplo: los programas informáticos de juegos de mesa complejos, caso del ajedrez, que han conseguido vencer a los mejores jugadores del mundo. Si eso ya es notable, posteriormente los creadores lograron modificar los algoritmos y, sólo con las reglas de juego, y compitiendo contra sí misma y a través de un aprendizaje automático, la máquina aprendió a jugar mejor que cualquier humano en muy pocas horas. Pero es que, además, esa máquina jugaba en algunos casos como no lo haría una persona. Es decir, no respondía a los cánones, a la cultura, a la experiencia y al conocimiento del juego que durante cientos de años han ido desarrollando los maestros. Pues ahí ya hay un elemento de creatividad. Es un claro ejemplo de cosas, todavía muy incipientes, porque solemos pensar que como el ajedrez es un juego muy complejo es una especie de paradigma de la inteligencia humana. Pues muy al contrario. Cuidado. No voy a decir que los maestros en esta disciplina no sean personas con unas dimensiones de inteligencia muy acentuadas, pero no es ni mucho menos de las cosas más difíciles para una máquina. Al contrario. Lo que para nosotros es difícil (razonamiento lógico, memorización, la ordenación de datos, su explotación...), para una máquina es relativamente sencillo. Y, al revés, lo que para una máquina es difícil (intuición, caminar, percibir el entorno, identificar a las personas que conocemos independientemente de lo cerca o lejos que estén, de si llevan gorro, gafas, de las condiciones de luz...), en definitiva, la capacidad de percepción, es tremendamente compleja para la máquina.
-Señala que estamos en un estado muy incipiente, pero que todo evolucionará como ni imaginamos. ¿No resulta terrorífico pensar en un mundo en el que las máquinas igualen e, incluso superen, las capacidades de los seres humanos?
-Podemos especular sobre él, pero no podemos imaginarlo en cuanto al impacto que ese mundo tendría en nuestras vidas. Hoy percibimos la automatización que se produce a través de la robótica o del software en las fábricas, algo que lleva conviviendo con nosotros décadas. Eso nos parece muy bien porque hablamos de labores tediosas, que exigen un esfuerzo físico y una atención constante, y que son incluso peligrosas. Ahí vemos a las computadoras y a los robots como aliados. Pero no se trata de competir con las máquinas, sino diseñar las que nos complementen para hacernos la vida más fácil y que permitan crear riqueza y generar empleo.
La educación y la digitalización centran hoy el foro
El sector tecnológico universitario, la innovación, la inteligencia artificial y la sostenibilidad económica de ciudades y territorios. Estos son los asuntos que centran hoy los debates de la segunda jornada de 'Futuro en Español', en los que una veintena de expertos de América Latina y España abordarán la educación y la transformación digital, como motores de desarrollo, así como la inteligencia artificial, la nueva herramienta a las que se enfrentan los gobiernos locales, el sector privado y el conjunto de la sociedad.
-La tecnología ha llegado a la medicina, las administraciones públicas en sus relaciones con los ciudadanos, a las empresas... ¿Pero a la educación? Y no me refiero a que los jóvenes estudien disciplinas relacionadas con la inteligencia artificial.
-Efectivamente. Esa es la puntualización. Hay gente que cree que como vivimos en un mundo hipertecnologizado lo que hay que es enseñar a programar a nuestros niños y niñas desde muy pequeñitos. Eso no está mal. Pero lo que sobre todo hay que enseñarles, y más porque no lo estamos haciendo suficientemente bien, es a ser todavía más distintos de las máquinas. Si estas, cada vez más, nos ganan en procesos de memorización, de tratamiento de información y reproducción de esa información, no es ahí donde tenemos que instruir a nuestros jóvenes y formarles, porque ese será un terreno cada vez más para las máquinas. Al contrario, hay que educarles en aquello en los que en década, o puede que nunca, las máquinas nos igualen. Y hablo de cuestiones como la comunicación, la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y muchas dimensiones, las que denomino habilidades blandas, que prácticamente no tienen hoy cabida o atención dentro de nuestro modelo educativo. Vayamos por tanto a lo que nos hace más humanos, lo que en definitiva nos hará más valiosos profesionalmente.
-¿Qué impacto ha tenido en la sociedad gallega el Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago?
-Somos un centro con más de cien investigadores. Permanentemente hay alrededor de 60 jóvenes realizando sus tesis doctorales y en los últimos cinco años, como resultado de la I+D, hemos creado dos empresas que emplean a más de 40 personas, en general, de muy alta cualificación, y que compiten a nivel internacional. Pero un proyecto tangible del que estamos muy orgullosos es el de la predicción meteorológica diaria narrada, no sólo visual y gráfica, para cada uno de los más de 300 ayuntamientos de Galicia. Pues esa narrativa la construye un software que hicimos en el centro basado en una investigación dentro del campo que se llama 'generación de lenguaje natural'. Esta tecnología también se está utilizando cada vez más en los medios de comunicación para construir noticias en ciertos ámbitos concretos, es decir, que tienen un formato que se reproduce y que dan ciertos datos, como pueden ser las competiciones deportivas, la evolución de las empresas en los mercados de valores o los resultados de las encuestas y los de las elecciones.
-¿Las tecnologías del lenguaje son uno de los campos con más desarrollo en la actualidad dentro del mundo de la inteligencia artificial?
-Sin duda. Tenemos traductores automáticos con un nivel de fiabilidad muy elevado tanto en modo texto como en modo audio, auriculares que traducen el lenguaje hablado con cierta calidad, y asistentes personales que te hablan y que te entienden. Hace diez años, esto era impensable. No creo que sea exagerado prever que dentro de una década nos comunicaremos con las máquinas del modo más natural posible. Hasta ahora, por razones de complejidad y porque no sabíamos muy bien cómo abordar el tratamiento computacional del lenguaje natural, lo que se se fueron haciendo fueron lenguajes artificiales que pudieran entender las máquinas y nos permitieran comunicarnos con ellas. Eso fue una acercamiento de las personas a las condiciones de las máquinas. Pero ahora cada vez estamos logrando más que las máquinas se acomoden a las personas. Así que dentro de diez años, seguro, la mayor parte de la comunicación con ellas se hará de viva voz.