Gerardo Cuadra: una sabia mirada al arte y a la mística
El arquitecto y sacerdote riojano presenta su ensayo 'La experiencia artística y estética y su relación con la mística'
La sombra de Gerardo Cuadra (Logroño, 1926) en La Rioja es alargada. Su impronta como arquitecto encarnada en edificios civiles y religiosos, todos revolucionarios ... para su época y con una concepción muy personal en cuanto al aprovechamiento de la luz, integra un legado único que le ha consolidado como uno de los riojanos más prolífico en su sector profesional.
Disfruta desde hace unos años (escasos para la edad que le contempla) de una merecida jubilación que, no obstante, ha tenido poco de contemplativa. Bien aconsejado por un amigo, creyó que «podría resultar ilusionante dedicar mi retiro a retomar la tesis que dejé escrita pero sin terminar en un cajón hace 50 años». No se equivocó. Aquel trabajo posterior a los estudios que encaró entonces Roma ve ahora la luz en forma de un ensayo bajo el título 'La experiencia artística y estética y su relación con la mística': «No tiene mayor pretensión que sacar a la luz una reflexión que a la gente puede parecerle interesante porque, más allá de la complejidad del título, habla de cosas cercanas que están al alcance de la mayoría», explica.
La obra se presenta esta tarde en el Ateneo Riojano (Sala Atenea, 19.00 horas). Pese a su larga trayectoria como orador, admite que esta vez está nervioso. «Me ilusiona pero también me da miedo porque no soy ningún intelectual», confiesa mientras reconoce que se sentía «en la obligación de publicarlo». Respecto al hilo conductor, Cuadra defiende la hipótesis de que «misticismo y creación artística van unidos, pero también están al alcance de muy pocos». Al tiempo, aclara con humildad que ni «soy místico ni tampoco me considero siquiera experto en el tema».
Él mismo ha decidido reservar para la portada una imagen representativa de su trayectoria como arquitecto: la del interior de la iglesia de La Unión, en Clavijo. Apunta que le sugirieron que escogiese para ilustrarla uno de sus edificios, pero que creyó que no se iba a corresponder adecuadamente con la temática del libro. No se decidía. Pero un día, sin preverlo, apareció entre sus papeles una foto. Vio claro de inmediato que era la adecuada: «Es un interior muy bonito y perfecto para mostrar mi concepción de la importancia de la luz en la arquitectura», detalla mientras esboza una sonrisa, confirmando con ese gesto que el ejemplar que sujeta entre sus manos es para él mucho más que un libro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión