«El desgaste energético es enorme»
EL FUTURO DE LA RIOJA ·
La calagurritana Alba Fernández Romero forma parte del Sibiu Ballet Theatre de Rumanía desde 2019 como bailarina profesional y protagoniza obras como 'Romeo y ... Julieta', 'Cascanueces' y 'Blancanieves'.
– ¿Cómo comenzó su interés por el ballet?
– Hubo una mezcla de varios factores, entre ellos la influencia de mi hermana Inés, que practicaba ballet cuando yo estaba en gimnasia rítmica. Además, una profesora de música en mi instituto (Quintiliano) me inculcó el amor por la música. Música y ballet van de la mano. Me entró el gusanillo y empecé en Zen Garden Center de Calahorra. Luego fui a Logroño a la escuela de María Victoria Romanos un año.
– ¿Y después?
– La Casa de la Danza de Logroño que dirige Perfecto Uriel organizó la beca Hormigón-Torrado para financiar la formación de un bailarín. Por entonces, en 2013, había decidido ir al conservatorio de Vitoria cuando me notificaron que me daban la beca para Madrid y allí fui.
– ¿Cuánto tiempo estuvo en Madrid formándose?
– Seis años. La beca no cubrió todo el tiempo y soy consciente del esfuerzo de mi familia. Empecé con el profesor Óscar Torrado que me apadrinó. Estuve un año asistiendo a sus clases en Móstoles hasta que le ofrecieron un trabajo en la cátedra de danza de Fuenlabrada. Seguí sus pasos, pero no era un lugar para alguien como yo que acababa de empezar, tarde, con dieciséis años. No tenía el nivel.
– ¿Qué hizo entonces?
– Entré en el conservatorio profesional Mariemma donde estuve cuatro años. Es muy complicado trabajar como bailarina. Hay mucha demanda para poca oferta y por eso somos conscientes de que tenemos que marcharnos fuera. Hacemos audiciones y tuve mucha suerte porque a la primera a la que asistí me ofrecieron directamente un contrato. Acudimos a audiciones durante el último curso para no tener el riesgo de la inactividad, que es lo peor para un bailarín.
– ¿Y se fue a Rumanía?
– Me dijeron que empezaba en septiembre de 2019 y pude terminar sin problema los estudios ese año. Esta es mi cuarta temporada en Rumanía, aunque se sienten como dos y media por la pandemia del COVID. Estoy en Sibiu, la segunda compañía más importante de las siete estables de este país. Trabajamos cuarenta personas.
– ¿Tiene dedicación plena?
– Sí y el desgaste energético es enorme. Estamos ocho horas trabajando. El ballet requiere un gran esfuerzo físico y mental. Te tiene que gustar mucho lo que haces, pero también resulta gratificante. Últimamente tengo varios papeles principales.
– ¿Suele venir a Calahorra?
– Ahora poco. Cuando voy suelo acercarme a la Escuela de Música donde hay un aula para danza, para dar los primeros pasos, con proporciones adecuadas, barras, espejos y buenas vistas.
–¿Qué proyectos tiene?
– La Navidad es una época intensa. Para los bailarines significa 'Cascanueces'. También hacemos una nueva producción de 'Blancanieves' y realizaremos una gira del 16 de diciembre al 16 de enero por Países Bajos y Bélgica.
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