Zapato de Oro

La firmeza de Sergio Sánchez y el clasicismo de Osornio

Se abrió de capote Sergio Sánchez con un novillo, aplaudido de salida, que salió suelto y acudió solo caballo. Sánchez se dobló con él en el inicio de faena y le atacó pronto. Firmó derechazos mandones a un animal que humilló y con transmisión. Casi en los medios se puso al natural y el de 'Los Maños' fue largo, repetidor y exigente. Sánchez culminó con unas bernadinas su firme actuación. Se le fue la espada caída, escuchó un aviso y se ayudó con la cruceta. El cuarto se encontró con Sergio Sánchez que lo recibió de rodillas en el tercio, toreó de capote con mucho temple y lo dejó en el peto con un parsimonioso galleo por chicuelinas. El novillo blandeó y el tercio de varas no fue más que un mero trámite. Sánchez se puso de rodillas en los medios para comenzar la faena y fue volteado feamente. Volvió a la cara y, con mucha firmeza, le sacó una serie muy meritoria. El animal se vino a menos y el pacense apostó por las cercanías. Se le atragantó la tizona y sonó un aviso.

'Rabanito', el segundo de la tarde, fue aplaudido de salida y embistió con brío al capote de Mariscal Ruiz que banderilleó a un astado que con los rehiletes tuvo una embestía un tanto informal. De rodillas y en los medios dio comienzo al trasteo. Ya erguido toreó por ambos lados a un ejemplar que fue noble, humilló y tuvo una embestida templada pero le faltó un puntito de chispa. Lo mejor llegó al final con unos naturales arrastrando media muleta. Colocó la tizona delantera y caída. El quinto dijo poco o más bien nada en el capote y el tercio de banderillas protagonizado por Mariscal Ruiz no tuvo nada reseñable. Recetó estatuarios en el inicio de faena, el animal tuvo medias embestidas y acabó en los terrenos de toriles.

También fue aplaudido de salida el tercero que echó las manitas por delante en el capote de Emiliano Osornio. El inicio de faena fue muy suave, bajando la mano a medida que avanzaba el muletazo. Mostró buenas maneras el mexicano pero le faltó ajuste aunque, en la mitad de faena, llegó a abandonarse al natural. Se tiró con decisión detrás de la espada y, el palco, desoyó la petición de oreja. Osornio se gustó con el capote ante el cierraplaza y con la muleta comenzó el trastero, muy torero, por abajo con una rodilla en tierra. Volvió a mostrar sus buenas maneras, esta vez, con un burel con pocas facultades. Fue efectivo con la espada.