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Rubén Martínez Orío posa en el parque de Duden Forest de Bruselas. :: R.M.O.
Con la música a Bélgica

Con la música a Bélgica

Rubén Martínez Orío Logroñés en Bruselas

DIEGO MARÍN A.

Viernes, 6 de mayo 2016, 23:54

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El logroñés Rubén Martínez Orío fue premiado por su proyecto 'Hands' en la XXXI Muestra de Arte Joven en La Rioja . Entonces, en el 2015, ya residía en Bruselas, donde cursa un 'post master' de Música Contemporánea en la Universidad de Gante y en colaboración con el 'ensemble' ICTUS. Rubén ya conocía a esta agrupación musical de relevancia internacional, que ofrecía dos años de academia, y por eso eligió Bruselas.

«No me pude resistir a hacer las pruebas, las pasé y aquí estoy», recuerda aún con entusiasmo, y añade que «la filosofía del 'ensemble' no sería la misma de no estar en Bruselas, por lo que la ciudad aporta a la manera de ver la música. A tres horas de París, Amsterdam, Londres y Colonia, su enclave privilegiado hace de su identidad musical «una mezcla de géneros estilos y gentes que pasan y se van, no hay miedo a nuevas propuestas», apunta. Rubén es percusionista, se especializó en Barcelona y llegó a formar parte de la Joven Orquesta Nacional de España. «Todas mis expectativas se han cumplido de forma sobresaliente», afirma ilusionado, disfrutando en Bruselas de una «privilegiada experiencia».

Aunque este año finaliza sus estudios, el músico riojano planea permanecer en Bélgica. «Desarrollar mi carrera como 'freelance' me motiva en un país donde pasan tantas cosas y donde puedo seguir aprendiendo», confiesa, añadiendo que si considera volver a España, «Logroño no es la opción; encuentro muy pocas posibilidades artísticas en mi ciudad como para sobrevivir en esta profesión». Aunque esa visión negativa «no significa que no quiera expresarme artísticamente en mi tierra», matiza. De hecho, participó en el I Festival de Música Contemporánea de La Rioja y en otoño expondrá en el IRJ.

La diferencia entre Bruselas y Logroño es grande. De la ciudad belga Rubén destaca «su esencia multicultural» y su «ambiente libertario en cuanto a las artes», pero piensa que las instituciones europeas «no se han integrado en la vida bruselenca». «Un domingo soleado en Bruselas es de las cosas más bonitas en esta ciudad», cree Rubén, que echa de menos la naturaleza de nuestra tierra.

Y aunque entiende que tanto Bélgica como España tienen sus pros y sus contras, se siente agradecido por la buena acogida que ha tenido como inmigrante. Desde la distancia afirma que no puede entender que se diga que «España es el país donde mejor se vive del mundo» cuando «España tiene uno de los índices más altos de paro entre los jóvenes»: «¿Cómo va ser el mejor si los jóvenes preparados se tienen que marchar al extranjero a ganarse la vida? ¡Qué gran contradicción!».

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