Los 'abuelos-canguro', al rescate
Cada vez es más frecuente que los 'yayos' asuman el papel de padres con sus nietos durante el periodo estival
sergio jiménez
Lunes, 13 de julio 2015, 21:37
Las vacaciones de verano están hechas para los niños. El cierre de colegios y guarderías es su momento favorito del año, tras el que les esperan tres meses de juego y descanso. No es el caso de sus padres, cuyo periodo vacacional suele ser más reducido. Los campamentos y las ludotecas son algunas de las opciones a las que recurren para entretener a los niños mientras trabajan, pero hay una tercera alternativa que también utilizan durante el resto del año: los abuelos.
Dejar a los nietos a cargo de los 'yayos' es una práctica común que se intensifica durante el verano, bien porque los padres trabajan o porque quieren descansar. Una opción muy cómoda y segura, según la psicóloga Vanesa García Urbina, porque "da mayor tranquilidad" a los progenitores, que no tienen que recurrir a desconocidos para el cuidado de sus pequeños. El factor económico es otra ventaja ya que evita tener que pagar a un cuidador externo.
Pero los padres no son los únicos beneficiados de esta práctica, sino que los lazos entre abuelos y nietos se ven reforzados positivamente. "Para los niños son un ejemplo a seguir", apunta García Urbina. Basta con pasearse por cualquier parque para darse cuenta de que los abuelos también se ven recompensados. "Lo hago muy a gusto", afirma una mujer que juega con sus nietos en el Parque del Carmen.
Además, son una fuente inestimable de conocimientos que los niños difícilmente aprenden en el colegio. Es la 'escuela de la vida', que incluye "los valores, los juegos intergeneracionales... todo lo que aportan diferente", señala la psicóloga. Las ludotecas o talleres también pueden transmitir estas enseñanzas pero de forma "menos personal", añade.
Hay que buscar siempre el equilibrio
Sin embargo dejarles al cuidado de sus nietos también puede tener consecuencias negativas, como los conflictos entre padres y abuelos, ya que estos últimos suelen ser más permisivos. La solución se encuentra en el diálogo y el respeto. "Hay que marcar unas pautas y aunar las decisiones para que no haya problemas", recomienda la psicóloga.
El estrés puede ser otra consecuencia de esta práctica, ya que los niños tienen una energía que sus abuelos difícilmente pueden controlar. Evitarlo es responsabilidad de los padres, que deben considerar las capacidades y el estado físico de sus progenitores para no sobrecargarlos.
Más complicados son los casos en que los niños pasan directamente a vivir con sus abuelos durante el verano, algo especialmente común entre las familias separadas por varios kilómetros. En estas situaciones puede surgir algún conflicto, como consecuencia de la falta de horarios y de una figura más estricta que la de los 'yayos', que tienden a ser más permisivos.
Tras las vacaciones, el equilibrio es la clave para que la vuelta a la vida cotidiana no sea un problema. Hay que tener en cuenta que "los niños saben diferenciar muy bien, son muy inteligentes, aunque jueguen con los límites", explica Vanesa. Por ello, es necesario que durante estos meses los padres hayan establecido unas pautas que suavizarán el contraste entre el cuidado de los abuelos y la vuelta a la rutina.