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Alejandro Blázquez (en primer plano) con unos compareños siguiendo las maniobras de Philae en el Centro de Estudios Espaciales de Francia.
Talento riojano en la misión 'Rosetta'

Talento riojano en la misión 'Rosetta'

El ingeniero logroñés Alejandro Blázquez ha calculado la trayectoria de la sonda Philae

Diego Marín A.

Viernes, 21 de noviembre 2014, 23:45

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David Trueba escribió que Logroño es una de esas ciudades que uno se imagina vacías porque allí donde se viaja siempre se encuentra con alguien que dice ser de allí. Y, en este caso, parece cumplirse el extremo. Hay un logroñés en la misión 'Rosetta' que ha conseguido posar la sonda Philae en el cometa 67P, uno de los grandes hitos de la aeronáutica espacial. Se trata de Alejandro Blázquez Fernández de la Pradilla, ingeniero aeronáutico que trabaja en el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES). La imagen del éxito de esta misión y su celebración en Toulouse, desde el CNES, ha dado la vuelta al mundo. Y ahí estaba Álex Blázquez festejándolo ante la cámara en el que, confiesa, ha sido uno de los momentos más emocionantes de su vida.

Rosetta es una misión de la Agencia Espacial Europea en la que se lleva trabajando desde los años 90, aunque Blázquez se incorporó al equipo de trabajo hace solo un lustro. Su trabajo ha consistido en calcular la trayectoria de la sonda Philae para que aterrizase sobre el cometa 67P, estimando las fuerzas que intervenían, la gravedad, la desgasificación... Dicho así parece una tarea compleja pero asequible aunque el acontecimiento sucedió nada menos que a más de 500 millones de kilómetros de la Tierra.

Alejandro Blázquez estudió Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid. Disfrutó de una beca Erasmus en Toulouse y los seis meses que estuvo allí le resultaron escasos, así que decidió quedarse. Su ingreso en el CNES fue su segundo trabajo en Francia, un sueño hecho realidad. «Era mi ilusión cuando era pequeño, pero si me preguntas hace diez años no lo hubiera creído así. En España puede haber unas ¿docenas? de personas que se dediquen a esto», confiesa Alejandro.

La misión 'Rosetta' está considerada como la más importante y compleja que se ha llevado a cabo desde Europa. Desde el CNES se asegura que incluso es más interesante que las que realiza actualmente la NASA. «De los cometas no se conocía nada y, si queríamos saber sobre ellos, la única manera era ir allí», declara Alejandro Blázquez. Y esa difícil labor, en buena parte, se ha realizado a ciegas. «Hasta hace cuatro meses no sabíamos a qué nos enfrentábamos ni si se podía aterrizar», confiesa.

El ingeniero aeronáutico logroñés destaca que, cuando hubo que elegir dónde aterrizar en Marte, hubo dos años de discusión. Para elegir la zona de aterrizaje en el cometa 67P, sin embargo, «nosotros solo tuvimos dos semanas, fue una misión muy concentrada porque empezamos a tener datos en junio», advierte. Entonces la sonda Rosetta alcanzó al cometa, empezó a volar a su alrededor y a mandar información para su estudio. Como buena parte de los grandes descubrimientos de la historia de la humanidad, aquí también fueron cruciales dos coincidencias. 'Rosetta' nace del fracaso de una misión anterior, en el 2003, cuando falló un lanzamiento y hubo que buscar otro objetivo. Y, en la primera ronda de elección de zonas de aterrizaje, a punto estuvo de ser descartada la que finalmente se ha empleado con éxito.

«Sensación indescriptible»

«La sensación es indescriptible, algo que, hasta que no lo ves, no lo crees. De pronto compruebas que todo el trabajo era correcto, los cálculos, que todo estaba bien», declara Alejandro. No es para menos, por tanto, que cuando se confirma el buen final de la misión sus responsables lo festejen como los aficionados al fútbol celebran un gol. Eso sin contar la segunda parte: el análisis de la información ofrecida por Philae. «Este ya no es mi terreno pero, según los expertos, y si todo va bien, los datos que se obtengan del cometa pueden hacer cambiar los libros de Historia sobre el origen de la vida, del agua y la Tierra», asevera el ingeniero logroñés del CNES. Y es que se estima que la formación de los océanos puede deberse a una lluvia de cometas. Philae puede hacer cambiar la teoría del origen de la vida.

Después de cuatro meses de duro trabajo, incluidos los fines de semana, este logroñés solo tiene planeado descansar. «Mis únicos cuatro días de vacaciones coincidieron con la boda de mi prima, así que en septiembre estuve en Ezcaray», recuerda, «pero echo de menos La Laurel». Eso que no falte ni a 500 millones de kilómetros.

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