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ENTUSIASTA PROYECTO

EDUARDO AÍSA / CRÍTICO MUSICAL

Viernes, 3 de marzo 2017, 23:48

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Admiro enormemente proyectos como éste del Collegium Musicum La Rioja que, en su décimo aniversario, puede presumir de un currículo impresionante, con actuaciones orquestales admirables, con su preciosa labor educativa para jóvenes y niños, con sus campus veraniegos en Ezcaray con la presencia carismática de gente como Ara Malikian o Pablo Sáinz Villegas. ¡Chapeau! Y un bravo a su director y alma mater Alfredo Rodríguez Ugalde, que nos desgranó en su presentación los ambiciosos objetivos de la agrupación.

El Collegium Musicum nació al calor de la Universidad de La Rioja y hoy que ésta celebra su veinticinco aniversario quiso celebrarlo con un ambicioso concierto integrado por dos obras de gran repertorio de Ludwig van Beethoven. Hay que remarcar que estas obras son sumamente complejas para una orquesta cuajada de jóvenes alumnos, incluso niños destacados de la Orquesta Promesas, y unos pocos profesores, por lo que el concierto era muy meritorio.

Para este concierto contaron con la dirección del joven y prestigioso violinista y director uruguayo Diego Naser que concertó con esmero a los tres solistas en su encaje con las intervenciones orquestales. Disfruté sobremanera con la interpretación de Elisa Aylón al chelo, muy musical y expresiva, con fraseo elegante y exquisito, aunque el volumen que obtiene de su instrumento resulte algo corto (¡qué bonita la melodía del Largo!). Abel Urzanqui es un solista vital y expansivo, estuvo más atento a la comunicación musical directa y al virtuosismo en los pasajes complicados que al discurso refinado y brilló especialmente en el Rondo alla Polacca. Elvira Guarás es pianista sólida que dio formidable cuerpo y base a toda su intervención, muy bien medida y abrigando adecuadamente a los otros solistas. La orquesta estuvo atenta a la batuta y consiguió una destacada interpretación.

La segunda parte resultaba bastante más complicada y efectivamente mostró algunas lógicas carencias en homogeneidad de ataques, empaste de los grupos orquestales y control de volumen, especialmente los vientos. Al fin y al cabo es una obra todavía bastante clásica en su construcción -muy haydiana- y eso es como una 'prueba del algodón' incluso para formaciones muy experimentadas. Nuestros jóvenes intérpretes lucharon con denuedo y entusiasmo para conseguir una digna versión de esta preciosa sinfonía juvenil de Beethoven.

El cálido ambiente de la sala y la aclamación del público consiguió una vistosa propina de orquesta y director, el Danzón nº 2 de Arturo Márquez, donde, ya relajados de corsés clasicistas, todos los jóvenes intérpretes -especialmente los percusionistas- disfrutaron de esta música tan contagiosa y nos la hicieron disfrutar a raudales. ¡Gracias y enhorabuena!

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