La UR inicia una campaña «itinerante» para generar «conciencia» y prevenir las agresiones sexuales
Las expertas que han recorrido esta mañana el campus apuntan que los chicos «no tienen muy claro si una conducta puede ser acoso o si simplemente genera incomodidad en la otra persona»
Una iniciativa distinta, novedosa e itinerante, que ha sorprendido a los estudiantes del campus logroñés. La Universidad de La Rioja(UR) ha iniciado este jueves una campaña que ha tratado de poner de relieve la importancia de la educación afectivo-sexual como factor de prevención de la violencia de género y la promoción del buen trato con un formato totalmente renovado.
Durante toda la mañana, la psicóloga y responsable de la unidad de Igualdad y Género de la UR, Andrea Gutiérrez, y Serise Sexología, han peregrinado por todo el campus para tratar de «captar» alumnos que quisiesen tomar parte en esta iniciativa de concienciación.
Su cometido, como ha explicado la psicóloga, consiste en llevar a cabo «una sensibilización itinerante para poder llegar a todos los edificios». Este año, en lugar de «esperar a que el estudiantado se acerque a una carpa», «hemos ido nosotras para increparles un poco para hacer actividades lúdicas y dinámicas en las que detectemos si existen estereotipos». El objetivo, a su vez, es «conocer qué ideas tienen los jóvenes en relación a las agresiones sexuales y de cómo debe ser una relación de buenos tratos», ha detallado Gutiérrez.
Bárbara Sáenz, sexóloga en Serise Sexología, ha destacado que es una iniciativa «totalmente novedosa, en la que aterrizamos en el entorno y en el contexto del alumnado, en el que en ocasiones se producen las agresiones sexuales; para que a través de dinámicas y de cuestiones más lúdicas, se lo puedan pasar bien, se diviertan y se genere esa conciencia de lo que es una agresión sexual o los tipos que hay». Con esta campaña buscan, sobre todo, que «se queden dentro del grupo esas ganas de seguir reflexionando, comunicando o comentando las cuestiones que han aprendido».
Sobre todo, porque en relación a este tipo de delito contra la libertad sexual «los chicos hay veces que dudan y que no tienen muy claro si una conducta puede ser acoso o si simplemente genera incomodidad en la otra persona». Las diferencias varían «un poco» en función de los centros en los que se muevan o de las edades con las que trabajen. «Hay grupos en los que el avance es tremendo y hay una sensibilización bastante desarrollada, pero hay otros que siguen con discursos desde el rechazo o la negación. Los chicos no ven qué conductas pueden generar incomodidad en una persona o que puedan ser un abuso, un delito... falta mucho por hacer todavía», ha concluido Sáenz.