«Decían que no aceptaban alumnos en prácticas, pese a hacerlo durante años»
Este alumno de Química apunta que si las empresas «ponían pegas por la cotización» y no cambiaban de idea, «la UR asumía los gastos para no tener que rechazarlas»
La entrada en vigor del derecho a cotizar las prácticas curriculares ha suscitado dificultades. Pese a los beneficios de su implantación, que tuvo lugar el ... pasado mes de enero, hay estudiantes que cuando trataron de buscar una entidad o institución para efectuar sus prácticas, se encontraron con varias puertas cerradas. «Durante los primeros meses se hizo complicado encontrar empresas dispuestas a coger alumnos en prácticas», reconoce Álvaro Nombela, alumno de cuarto curso de Química de la UR.
Las entidades, durante este proceso, «no expresaban directamente que no cogiesen estudiantes por la cotización, pero los profesores que estaban a cargo sí que nos comentaban que muy probable fuese por eso». Algunos de los motivos que alegaban eran que «estaban en otros proyectos» o, directamente, como le sucedió a este madrileño afincado en Logroño desde 2014, exponían que «no aceptaban alumnos, pese a ser empresas que llevaban cogiendo estudiantes todos los años para el periodo de prácticas».
Nombela es consciente de que esta nueva norma supone «una gran ayuda para los estudiantes que hacen varios años de prácticas durante la carrera, pero para alumnos como yo, que nuestro periodo es más bien corto, nos complica un poco la búsqueda de empresas». Esta dificultad, no obstante, «tampoco me llegó a molestar especialmente porque en cuanto vi el problema y me surgió la oportunidad de participar en el Erasmus rURal, me lancé a ello».
En todo este proceso, «la UR nos dio bastantes facilidades para encontrar empresas y hacer el papeleo. Si nos ponían pegas por la cotización y pese a tratar de convencerles no daban su brazo a torcer, la universidad se hacía cargo de los gastos para no tener que rechazar las prácticas», resalta.
«Me costó encontrar una entidad para las prácticas, pero pude hacerlas porque pagó la UR la cotización»
A Ágata García no le resultó nada sencillo conseguir que una entidad le permitiese realizar las prácticas curriculares de Química. «Me costó bastante encontrar una empresa donde realizar las prácticas, porque no obtenía respuesta después de contactar con varias de la lista, pese a que ya habían admitido estudiantes en años anteriores», afirma esta alumna de cuarto curso del Grado en Química de la Universidad de La Rioja (UR).
En un primer momento, quiso desarrollarlas en un centro de investigación que estuviese relacionado con la salud, pero esta opción no resultó viable «porque las entidades nos informaron que no iban a admitir alumnos en prácticas». Tras este inesperado impedimento, intentó lograr «alguna plaza por otros medios, pero al final resultó en vano y me vi obligada a barajar otras opciones en las que también estaba interesada», como son la química orgánica y analítica.
Se afanó en conseguir las prácticas, pero solo «después de mucha insistencia y de obtener la ayuda del coordinador de prácticas de la carrera, tuve la oportunidad de obtener una vacante en una entidad», expone García. Esta joven estudiante, de hecho, pudo realizar dichas prácticas «gracias a que la universidad ha pagado la cotización, ya que daban esa posibilidad si estas cumplían con las fechas en el plazo establecido».
En este sentido, señala que «al haber sido este el primer año en el que se cotizan las prácticas, esto ha conllevado una dificultad extra en la búsqueda de empresas interesadas en acoger alumnos en prácticas, pero la Universidad de La Rioja nos advirtió de este hecho desde el principio». Ante esta coyuntura, la UR «nos proporcionó un listado de las posibles entidades que podíamos elegir, porque tenían convenio con ellas». Los estudiantes, en el caso de que la situación «fuese muy complicad», también podían «buscar otra entidad por nuestra cuenta y realizar el convenio con la UR; pero yo no opté por esa posibilidad».
Ahora, en retrospectiva, asegura que la cotización «no ha supuesto tanto problema como pensaba porque, de alguna forma, se podía encontrar una solución; ya sea buscando otra empresa, otro modo de realizar las prácticas, como son las extracurriculares o el programa Erasmus rURal; o ya como última opción, siendo la UR la encargada de abonar el coste de la cotización». En cualquier caso, entiende que haya «muchas empresas que rechazaran las prácticas ya no por el hecho de pagar la cotización, sino por su consecuente gestión y esfuerzo».
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