Si hay algo típico en Logroño es la calle Laurel. Que sí, que hay monumentos, parques, iglesias, esculturas y hasta una concatedral. Pero, es ... de libro. Si te presentan a alguien y le dices que eres de Logroño, la frase cae seguro: ¡Buah, menudos pinchos en la calle Laurel. Y qué vinos!
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Lo que no es fácil es elegir. Una se acerca a la senda de los elefantes y se siente abrumada por la cantidad de locales... y olores. Así que como expertos (por años de ir semana tras semana, no por conocimientos gastronómicos) hemos decidido hacer una lista con los pinchos de la Laurel de Logroño más típicos, los que tienes más solera, los que todo el mundo conoce y ama.
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Sabemos que nos estamos metiendo en un charco y que esto es polémico. Pero había que hacerlo. Por eso, quizás, han salido 11, porque la lista no ha sido forzada y se ha hecho a voz en grito en la redacción de este periódico(nos sin encendidos debates). Como veis, todo muy formal.
Que conste, no va en orden de más a menos popularidad ni viceversa. Todos nos gustan por igual.
'El champi' del Soriano
El local es estrecho y con una ventana a la calle desde la que también puedes pedir. No sirven otra cosa, pero los deliciosos champis del Soriano te harán salivar. Así que lleva toallitas húmedas. Para ti y para el aceitillo que inevitablemente se escurrirá por tu mano.
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Las bravas del Jubera
Puedes pedirlas con salsa picante o que no pique (una rara), las dos están buenísimas. El bar suele estar lleno, pero el servicio es muy rápido, así que no tardarás en hacerte un hueco en la barra.
El matrimonio del Blanco y Negro
Uno de los pinchos más emblemáticos y deliciosos de la calle Laurel y por extensión de la culinaria riojana. Es un matrimonio indisoluble, una maravilla de encuentro de sabores, con las anchoas curada y semicurada, el vinagre, el pimiento verde frito y el pan caliente. Funciona y de qué manera. Todo el mundo lo ama.
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La oreja del Perchas
El Perchas lleva desde 1955 siendo uno de los locales más emblemáticos de la calle Laurel (desde hace un tiempo con nuevos sueños). Sus orejas son extraordinarias, ricas donde las haya, con esa ternilla gelatinosa que es puro vicio para el que las ama. Orejas de cerdo suaves, picantes y entrañables.
La seta de El Cid
El Cid se ha hecho inmortal por la salsa con que se aderezan unas setas riojanas de cultivo recién salidas de la plancha. Se sirven en pincho, ración o media ración. La seta es de la variedad Ostra (Pleurotus ostreatum), que se cultiva en La Rioja Baja y la secretísima 'salsa de la Abuela' convierte el pincho en una experiencia irrepetible.
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Una gilda en La Hez
Una gilda o cualquier otro vinagrillo de los que hay en la barra es lo que debes comer el La Hez. Por la imagen del local no penséis que leva años sirviendo lo mismo. Lo clásico está ahí, pero no se cierran a novedades.
El Zorropito en la Gota de Vino
Sobre un bollo caliente ponemos una suave salsa ali-oli a la que añadimos jamón york y lomo o bacon. Así de sencillo es uno de los bocados más mágicos de la zona de la calle Laurel: el Zorropito, de tan sencillo tan perfecto, de tan rico, tan repetible.
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El tío Agus en el Lorenzo
Una gran materia prima, lomo («de parte trasera», como matizan sus ideólogos) y una deliciosa salsa secreta casi imposible de describir. Algo sí sabemos. Que se hace según la receta de la abuela Damiana. Guarda otra de esas toallitas húmedas para este pincho.
La tortilla del Sebas
En esta lista faltaba un clásico. No hay calle gastronómica sin su tortilla de patata y la del Sebas es de las más conocidas. Por supuesto, las hay de todos los gustos repartidas por el mapa del Logroño hostelero, pero la del Sebas añade atractivos adicionales. Una tortilla que se deshace en la boca.
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Morritos en el Charly
Es difícil conocer a alguien de Logroño que no haya probado los morros del Charly, crujientes, fritos, con su sal, con su vida. Saben a Logroño y son pura emoción, con un buen vino de Rioja para dar gusto al alma y al paladar. Su choricillo riojano también está de escándalo, o su tortilla de patatas.
Embuchao en el Achuri
Es el bar Achuri una de esas referencias perennes de la calle Laurel, de las que prácticamente toda la vida, que mantiene los usos, costumbres y detalles decorativos de toda la vida. El Achuri presenta también propuestas de toda la vida, la rica gastronomía de La Laurel de siempre, como estos embuchados que acompaña con una buena pimientada.
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