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Águila electrocutada. SEO/BirdLife
Primera condena en España a Iberdrola por daños de los tendidos a especies protegidas

Primera condena a una eléctrica por los daños de los tendidos a especies protegidas

Iberdrola deberá pagar 142.000 euros por la electrocución de un águila imperial ibérica en Albacete

J.V. Muñoz-Lacuna

Toledo

Jueves, 22 de marzo 2018, 15:47

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El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCLM) ha dictado una sentencia pionera en España en la protección de especies animales protegidas frente a los tendidos eléctricos. Por primera vez confirma que las compañías eléctricas son responsables ante los daños que estos tendidos provocan a la fauna y establece su obligación de tomar medidas de corrección.

En concreto, la sentencia del TSJCLM impone a Iberdrola una sanción de 100.000 euros y el pago de una indemnización de 42.920 euros por la electrocución sufrida por un ejemplar de águila imperial ibérica -especie en peligro de extinción- en una finca de La Herrera (Albacete) al entrar en contacto con un tendido de esta empresa.

La resolución judicial ha sido aplaudida por la organización ecologista SEO/BirdlLife, que considera que «se trata de un paso decisivo para que las empresas energéticas asuman su responsabilidad para controlar una amenaza que ocasiona la muerte a 33.000 rapaces cada año en España». Según David de la Bodega, responsable del Programa Legal de SEO/BirdLife, «el fallo judicial abre la puerta a nuevas peticiones de responsabilidad a las compañías, independientemente de si hay fondos públicos o no para corregir los tendidos».

La excusa de las compañías

En este sentido, las compañías eléctricas alegaban hasta ahora que se veían obligadas a retrasar la corrección de los tendidos de electricidad porque no recibían suficiente financiación de las administraciones públicas para este fin. La sentencia del TSJCLM afirma lo contrario: «la compañía propietaria del tendido tenía la obligación de presentar un proyecto de adaptación de las líneas eléctricas, que no presentó en el momento de la electrocución del águila imperial», lo que supuso una «omisión negligente de una obligación prevista en la ley».

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