Rescatan los cuerpos de los cuatro desaparecidos en el derrumbe de un edificio en obras en Madrid

Fue este martes, poco antes de la una de la tarde. Una «gran columna de humo» alertó del caos en el centro de Madrid. El derrumbe de varios forjados de un edificio de cinco plantas que se encontraba en obras en la calle Hileras, cerca del Teatro Real y de la Puerta del Sol, dejó finalmente -tras varias horas de angustiosa búsqueda- un trágico balance de cuatro personas muertas y tres más heridas, todos trabajadores del proyecto. Un suceso ocurrido un día en el que, según el dueño de un negocio cercano, no habían parado de llegar camiones llenos de cemento a la obra de este inmueble construido en 1965 y que estaba vacío desde 2014.

A algunos les dio tiempo a salir corriendo, pero otros de sus compañeros, tres obreros y una administrativa -en un principio se dijo que era la arquitecta, pero posteriormente se desmintió- quedaron en paradero desconocido, previsiblemente sepultados entre los escombros. Pasadas las diez de la noche, tras varias horas de trabajo de técnicos y bomberos apuntalando el edificio para evitar otros posibles derrumbes parciales -también se revisaron los inmuebles anexos para evitar riesgos–, se pudo rescatar el cuerpo de un hombre dentro de las primeras tareas de búsqueda, aunque ya sin vida. Se trataba de uno de los obreros a los que se había perdido de vista.

Así lo confirmaba el propio alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida, al poco de regresar a la capital –estaba en Londres para asistir a un foro, pero volvió con urgencia tras conocer la noticia–, quien apuntaba que los bomberos habían visto un segundo cadáver, pero no especificaba más hasta que se pudiera llegar hasta el mismo. Pasadas las dos de la madrugada, desde el servicio de Emergencias Madrid se informaba que se había localizado ya un tercer cuerpo, aunque pendientes todavía de poder recuperarlo, y ya cerca de las tres aparecía el cuarto.

No se han dado oficialmente las identidades concretas de los cuatro fallecidos, aunque según fuentes municipales la mujer desaparecida tenía «responsabilidad en la obra» y los otros tres, de origen extranjero, eran trabajadores de la constructora ANKA. Según compañeros suyos, tenían entre 30 y 50 años.

Era el triste balance de la caída «a plomo», uno tras otro, de los forjados de un edificio que desde febrero se encontraba en rehabilitación para convertirse en un hotel de cuatro estrellas. Casi todo se derrumbó desde la sexta planta hacia el patio interior del inmueble, causando multitud de escombros entre los que los bomberos, con el apoyo de drones y patrullas caninas especializadas de la Policía Nacional, se afanaban en hallar a los desaparecidos aún con vida, aunque con el paso de las horas esa posibilidad fue deviniendo en remota. Y es que posteriormente se pudo averiguar que a dos de ellos les pilló el suceso en el baño del sótano, a la mujer en la primera planta y al último trabajador en la sexta, la de mayor altura y la primera que se vino abajo.

Fueron los propios obreros los que dieron la voz de alarma al alertar a los servicios de emergencia de que echaban en falta a algunos compañeros, mientras que el capataz de la obra apuntó que cuando ocurrió el derrumbe podía haber entre 30 y 40 trabajadores en el lugar. «Es una tarea durísima y compleja», explicaba el alcalde, donde los bomberos «también lo están haciendo en gran medida manualmente, es decir, están acarreando ellos mismos los escombros para tratar de llegar lo antes posible a los cuerpos que han sido localizados». Horas antes habían sido atendidos por los servicios sanitarios municipales del Samur tres obreros, dos con contusiones leves y el tercero con una fractura en la pierna, por lo que tuvo que ser hospitalizado.

Y aunque los servicios de emergencias se centraron en las labores de rescate, la Policía Judicial comenzó las labores de investigación como accidente laboral. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, trasladó su solidaridad «absoluta» con las familias de los trabajadores y aseguró que la Inspección de Trabajo está «ya actuando». Según el alcalde, «los papeles (de la obra) estaban en regla desde el punto de vista urbanístico» y se «estaba ejecutando la reforma de acuerdo a la autorización que se había concedido». «Aparte de una revisión más profunda y exhaustiva que se pudiera hacer, en principio todo está bien», añadía Martínez-Almeida.

«Estamos ante un edificio que está en obras, completamente en obras de arriba a abajo y, por lo tanto, pudiéramos pensar que tuviera algo que ver con ello (el derrumbe), pero es demasiado pronto como para hacer cualquier tipo de conjetura», indicó en la misma línea la vicealcaldesa de Madrid y delegada de Seguridad, Inmaculada Sanz, desde el lugar del suceso, al que también se desplazaron la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín.

Hasta el lugar se desplazaron «en menos de cinco minutos» las primeras patrullas de la Policía Municipal. Durante todo el día los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, con un total de 18 dotaciones, trabajaron para evitar el colapso de la fachada, considerada «inestable» tras el derrumbe.

La Policía Municipal mantuvo acordonada la zona y desalojó los edificios y comercios colindantes por seguridad. «No me dejan pasar a mi casa ni me dan información», criticaba David, un estudiante de 20 años que vive en la calle Hileras. Una queja reiterada por los comerciantes de la zona, que no pudieron levantar sus persianas por la tarde aunque poco antes de la medianoche el primer edil anunciaba que se les iba a dejar pernoctar sn sus viviendas, aunque con «vigilancia especial por parte de Policía y bomberos».

A la espera de conocer las causas del suceso, Madrid sufrió el martes uno de sus males endémicos: los derrumbes y colapsos de edificios. No es la primera vez que los servicios de emergencias de la capital tienen que hacer frente a situaciones así. Fue un suceso similar al que tuvo lugar en mayo de 2024, cuando la estructura de un edificio en obras colapsó sin previo aviso, lo que provocó, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, la caída de una losa de ocho toneladas que aplastó a dos obreros.

Además, en enero de 2021 se produjo uno de los episodios más trágicos. Una explosión de gas en un inmueble de la calle Toledo provocó el derrumbe parcial de las plantas superiores de un edificio de seis alturas, causando un total de cuatro fallecidos. En 2018 otro edificio en reformas colapsó, dejando un fallecido, mientras que en agosto de 2015 dos inmuebles también colapsaron en diferentes puntos de la capital.

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