La clase media adelgaza y se disparan los hogares en exclusión social severa
Los grandes motores del empobrecimiento y el aumento de la desigualdad son una vivienda inaccesible y unos empleos precarios, según el informe Foessa
España está viviendo en lo que va de siglo un proceso inédito de fractura social y aumento de las desigualdades. El resultado de encadenar dos décadas de crisis es el cada vez mayor adelgazamiento de la hasta ahora mayoritaria clase media y un desplazamiento de decenas de miles de familias de esta zona vital templada y estable a una existencia de exclusión social, con un aumento muy llamativo de la pobreza severa.
Publicidad
Esta es la principal conclusión del noveno informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, un trabajo elaborado por 140 investigadores de 51 universidades, centros de investigación, fundaciones y ONG y coordinado por fundación de análisis social creada por Cáritas. Un referente nacional en el análisis de la desigualdad y la pobreza que cuenta como base con una encuesta a 12.289 hogares de todas las autonomías.
La fractura social causada en España por las crisis y la insuficiencia de las políticas públicas ha derivado en una de las tasas de desigualdad más altas de Europa, con una clase media cada vez más exigua y con unos porcentajes de personas y hogares en situación de exclusión social grave muy superiores a los existentes en 2007, justo ante de la gran crisis financiera. En 2024 casi uno de cada cinco españoles vive en situación de exclusión social, pero la tragedia es que el 8,6% sufre exclusión severa. Este último grupo es un 52% mayor que en 2007.
Los grupos sociales más golpeados son las mujeres, los niños y jóvenes y las familias inmigrantes
Los expertos de Foessa tienen claro cuáles son los motores principales de este empobrecimiento creciente: una vivienda inaccesible y un empleo precario. El coste de la vivienda está expulsando a uno de cada cuatro hogares españoles de «una vida digna» y «tritura» el equilibrio entre clases sociales. El 45% de los que viven de alquiler están en riesgo de pobreza, la cifra más alta de la UE. La otra gran trampa es que la precarización laboral es la nueva normalidad (alcanza al 47% de los activos), 11,5 millones de ciudadanos, y ha creado la categoría de los trabajadores pobres: un tercio de la población en exclusión trabaja.
A estos dos grandes factores de desigualdad se unen en España otros cuatro complementarios. El que abandona de forma temprana los estudios camina hacia la exclusión. La ESO no asegura ya nada. El riesgo de caer en la exclusión de quien no logra al menos titularse en Bachillerato o FP se multiplica por 2,7.
Publicidad
Tras las educación viene el origen social. La pobreza se hereda. «El código postal y la mochila familiar pesan más que la capacidad y el esfuerzo», resumen los autores. Los hijos de familias con educación escasa tienen el doble de posibilidades de ser pobres.
El tercer elemento es la salud. La desigualdad social se traduce en años de esperanza de vida perdidos o ganados. A una mayor malnutrición entre las familias con dificultades se añade que no puede eludir las listas de espera con medicina privada. El resultado es que el 6% de los españoles más vulnerables con una enfermedad grave no recibió el año pasado atención médica y el 12% tienen patologías mentales. En ambos casos es el doble que el resto. El cuarto factor es el aislamiento social, la soledad no deseada. Entre la población en exclusión se ha quintuplicado en seis años.
Publicidad
El falso conformismo
No todos los españoles sufren con igual intensidad esta tendencia al crecimiento de la exclusión. Los más afectados son las mujeres, los niños y jóvenes y los inmigrantes. Cuatro de cada diez hogares con una mujer como único cabeza de familia viven en precario, casi cinco familias de origen inmigrante están en igual situación (en ambos casos el triple que el resto) y la pobreza roza al 70% para los extranjeros sin papeles. La infancia tiene la tasa de pobreza más alta de Europa y 2,5 millones de jóvenes viven atrapados en la precariedad.
Lo que también aclara el informe es que la teoría ideológica de que las personas que están en situaciones de pobreza y exclusión viven de las prestaciones sociales, sin buscar soluciones o emprender acciones para salir de esa situación, es totalmente falsa. Según su datos, tres de cada cuatro españoles en esa situación buscan empleo, se forman, ajustan sus gastos y tratar de volver a tener una vida normalizada. Sin embargo, denuncia, lo que ocurre es que chocan con «barreras estructurales» y poco apoyo público y social: recursos escasos, fragmentados y dispersos, sin apenas personalización. En definitiva, afirman, falla el modelo, que no emprende políticas de fondo que minoren de verdad la desigualdad y ofrezcan un ascensor social y oportunidades a los más vulnerables.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión