Vientos navarros
DAME BARRO QUE SOY NAVARRO ·
Todo especímen foral que vive en la diáspora necesita respirar aire puro de su tierra al menos una vez al día para sobrevivir. ¿Y cómo ... lo hacemos? Hay que buscarse la vida. En eso, los que estamos en La Rioja lo tenemos fácil acercándonos a cualquiera de las salidas que nos ofrecen esas carreteras que tan bien construimos para poder llegar pronto a la tierra prometida.
Pero yo me he complicado. He decidido someterme a un reto personal y también laboral (cosas de trabajo y compromisos varios) y llevo más de diez días sin tocar fuero y respirar.
Y así ando, mirando al León Dormido desde la calle Sagasta con añoranza y un pantano de dolor a punto de salir por el lacrimal. Como si fuese Moisés en el destierro, miro fijamente al horizonte, abro mis brazos y mis pulmones e intento que en ellos entre un hilito del biruji foral que os viene. Porque otra cosa no, pero anda que no hace frío en Logroño. O por lo menos se siente más fuerte. Debe ser la humedad que sube por el parque del Ebro. En eso nos ganáis. Nosotros tenemos un frío seco. El vuestro duele más en los huesos. Acabáis con la rasmia navarra a través del frío.
Los vientos y los aires son muy típicos del Ebro. Nos une el cierzo que se hace mayor en Zaragoza y que aquí cuando sopla levanta las calles que da gusto.
Y los navarros somos expertos en mandaros vientos fríos y de otra clase. Como los que vienen desde Viana. Quizá para hacerse notar, hace unos años decidieron que además del frío de La Sierra de Codés había que enviar otros aires menos puros.
O quizá fue sin querer. Pero esos humos de su secadero de orujo de aceituna que fluyen cuando hay viento de levante en el Valle del Ebro son un aviso de que los navarros están cerca. Sabemos que no os gusta. Es un olor complicado. Y más de uno nos increpa cuando lo respira al grito de «Os podíais quedar con vuestros malos humos». Yo os entiendo. Pero en el fondo es un aviso vianés de que pueden bajar por el Monte Cantabria y liarla parda. La sede del principado foral tiene mucha personalidad.
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