Todo en la vida es una jota

También se puede ser formal: Dormir, estar con la familia, amigos en merenderos, ver series, leer periódicos y libros, comer cosas ricas y recargar energías. Todo eso último en terreno foral, eso sí. Aquí no. Aquí solo es bueno salir. Que para culturizarse y ser feliz los navarros preferimos nuestro entorno. No vaya a ser que nos contagiemos de demasiado riojanismo.

Este miércoles fue un día de esos. De los de salir. Había que celebrar el día del Pilar de nuestros hermanos/rivales aragoneses. Que todo navarro de pro tiene un amor por Zaragoza de la misma intensidad que su odio infinito hacia aquel rey católico del que presumen y de nombre Fernando que decidió un día que dejáramos de ser Reyno para ser una comunidad con fueros e impuestos propios. Que no sé si salimos ganando. Pero si hay algo claro. Navarra no olvida la afrenta maña. O sí.

Pasa el tiempo y tenemos muchas cosas en común con Aragón: En Pamplona hay una Pilarica de gran tamaño en San Nicolás, tenemos como ellos Pirineos, el río Aragón que junto al Ega y Arga hacen al Ebro varón para que riegue vuestras tierras y la fertilice más... Desdoblamos la N-232 y vamos a conseguir que la AP-68 pierda la 'P' y sea una autovía antes que vosotros... Y sobre todo, compartimos nuestra pasión por la jota. Como vosotros. Pero nosotros siempre más. Ya sabéis. Un navarro es así. Y un aragonés no te digo nada.

La jota. Esa música que vertebra España. Porque todos tenemos una jota dentro. Desde una alegría andaluza a una muñeira. Desde la sardana a la tonada asturiana. Todo tiene esa raíz. Todos somos jota. Y vosotros también.