¿Debatimos?

Vivir el momento

Les voy a contar una obviedad. La vida es finita. Comienza en el útero materno y a partir de ahí se inicia la cuenta atrás ... de una cantidad de segundos que nadie puede predecir. Vivimos de espaldas al único hecho cierto de nuestras vidas y que termina por igualarnos. Ignoramos algo que produce sentimientos diferentes en función de la realidad de cada cual. Existen infinidad de contextos, pero en cualquiera de los casos nunca es sencillo irse, pero, a veces, tampoco es fácil quedarse y vivir sabiendo que tu historia con esa persona llegó a su punto y final.

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Ahora me voy a atrever a hacerle una pregunta... Si mañana fuera su último día ¿qué le quedaría pendiente? Y... Si supiera que mañana va a ser el último día de uno de sus seres queridos, ¿cuántas muestras de cariño podría llegar a darle? Y si la vida es finita, la propia y ajena, y sabemos que no sabemos cuándo sucederá la partida, ¿por qué esperamos hasta que el final ya es inminente? Nunca tenemos tiempo hasta que el tiempo se termina y entonces la prioridad en despedirse es mayor que la que supuso el compartir tiempo con esa persona. Entonces, ¿por qué no vivimos el momento como si fuera a ser la última oportunidad? Esta pregunta me la planteo con frecuencia y con la misma asiduidad me hago la siguiente: ¿Qué es vivir el momento?

Vivir el momento se ha convertido en una expresión ampliamente presente en nuestra sociedad y que posee tantas acepciones como personas que respiran cada día. Puede traducirse en infinidad de decisiones y filosofías de vida. Pero... ¿Existe la opción de no vivir el momento? Porque... ¿Qué vives si no es el momento? Por lo tanto, la cuestión no es vivirlo o no, si no decidir cómo hacerlo. En consecuencia, ¿en qué se traduce esta expresión? Para mí supongo que se traduce en abrazar cada una de mis emociones, queriendo y aceptando cada parte de mí sin hacerme trampas al solitario, cuidarme y cuidar de los míos, colaborar en dejar este mundo algo mejor de lo que me lo encontré y crear recuerdos para cuando me vaya evoquen pensamientos de que tenía mala leche (ser perfecta es muy aburrido), pero era buena gente, que merecía la pena estar cerca de mí y entre medias vivir píldoras de felicidad. Todo lo que se aleje de esto y se traduzca en acudir a determinado evento, perdóneme el atrevimiento, pero considero que es una batalla ganada por este sistema capitalista que nos ha disfrazado de necesidad existencial lo que no es más que una transición económica que no todo el mundo se puede permitir y de la que alguien saca beneficio. Si vivir el momento fuera hacer el viaje de nuestras vidas, ¿qué es lo que viven las personas que no llegan a final de mes?

Dicho esto, quizás vivir el momento simplemente suponga vivir la vida aceptando que se terminará y que somos responsables del legado que dejamos en las personas que tuvieron la fortuna o desdicha de tenernos en sus vidas. Así que intentemos no llegar a nuestro epílogo lamentándonos de lo que fuimos e hicimos cuando los pretéritos deberían haber sido presentes rozando el imperativo. Quizás el sentido de la vida sea simplemente vivir.

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