¿Una sociedad médica en La Rioja? No, gracias

El otro día, llamó mi atención una carta al director. Al principio me pareció una ocurrencia, pero, pensándolo bien, no lo era tanto. Escribía un ... médico jubilado que proponía, para evitar que los pacientes de la Seguridad Social tuvieran que esperar muchos días para acudir a los especialistas, pagar una cierta cantidad -igual que hacen las compañías médicas por acto médico y los especialistas te reciben sin demora- y, así, ser atendidos con prontitud. No me parece mal la propuesta porque tengo la sensación de que las compañías médicas son un poco como los seguros del hogar: van a ser maravillosas cuando contratas la póliza, pero, cuando requieres un servicio, ya no lo son tanto. Imagínense ustedes que tienen un percance serio de salud, un percance crítico, y que disponen del Sistema Nacional de Salud y, además, de una póliza de una campaña médica; naturalmente, en La Rioja, ustedes van a la Seguridad Social, pues, para cosas graves, ya se sabe que es preferible. Sigan imaginando que salen, después de dos meses en el San Pedro, necesitan rehabilitación muscular y se les ocurre acudir a su compañía médica, por la que pagan 1.500 euros al año, para que vayan a rehabilitar, a domicilio, tres o cuatro sesiones, hasta que puedan acudir por su propio pie al lugar correspondiente. Continúen imaginando que les dicen que no entra en la póliza y que ustedes se mosquean, que ponen sobre la mesa los 1.500 euros que pagan anualmente, el dineral que han ahorrado a la compañía, yendo al San Pedro en vez de ir a su hospital, y que les contestan: «No se preocupe, tráigame estos papeles y se lo solucionaremos; mañana le llamo». A los dos días sin recibir noticias, llaman ustedes y les dan largas. Mientras, les resuelven la rehabilitación en el Sistema Nacional de Salud; de su compañía médica no vuelven a tener noticias.