Casi todo ha pasado antes, pero se llamaba de otra manera. La precariedad no es nueva. En una entrevista, la actriz Carolina Yuste decía: «A ... mí lo único que me da miedo es la precariedad. Me cago viva de pensar en no pagar el alquiler». Como niña criada en el alquiler y en la inseguridad económica, siempre se ha tenido miedo a no poder pagar el alquiler, pero no se decía precariedad. Como no se decía pobreza energética a tener un brasero y una mesa de camilla en la sala de estar y el resto de la casa helada. La Esfera va a reeditar 'El Rey', de José Luis de Villalonga. Don Juan Carlos tenía miedo de no tener dinero, no de la precariedad. Quizá se pasó de frenada en la codicia, pero esa es otra cuestión. La honra y el honor del teatro español del Siglo de Oro (y de la sociedad que reflejaba) se llama ahora dignidad. Lo que era honra en 'Fuenteovejuna', de Lope de Vega, hoy es dignidad. Ya no hay comendadores, pero violadores no faltan.
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