Los republicanos ganan la Guerra Civil
La plazuela perdida ·
Sólo El Cid había ganado una batalla después de muerto, pero ahora, tras muchos años del fin de la Guerra Civil, ochenta nada menos, lo ... cual implica que ya murieron todos los que la hicieron y la mayoría de sus hijos, parece que los republicanos, por fin, ha conseguido ganar la Guerra Civil; y es que el Partido Socialista ha conseguido que el Tribunal Supremo dé el visto bueno a la exhumación de los restos del dictador. Ese asunto, el de la retirada de los restos de Franco del Valle de los Caídos, no me parece ni bien ni mal, sino todo lo contrario; lo que sí me parece es un asunto baladí, que no merece gastar un minuto de tiempo en considerarlo ni un euro en solucionarlo, por mucho que se quiera adobar de «necesidad irrenunciable, porque el cuerpo de un dictador no puede estar en un lugar relevante», como si no hubiera multitud de dictadores -la historia es la historia- con monumentos en medio mundo. La cuestión es que el 'Generalísimo' -ese sobrenombre superlativo debió de ser la comidilla cómica en las cancillerías de occidente- nunca fue santo de mi devoción, desde que la razón de mi juventud se impuso a la propaganda del régimen y tuve que correr, más veces de las aconsejables, de su policía gris y de su manguera de gobernación; pero nunca he entendido ese interés de los socialistas por sacar al general del olvido, que es donde mejor estaba, a no ser que tenerlo en el candelero produzca réditos políticos, en cuyo caso, claro, la cosa se entiende, aunque... ¿cuántas elecciones llevamos sacando el franquismo, o el cadáver del dictador, que viene a ser lo mismo, a escena? Si de todos los problemas que tiene España, o todas las cosas que se pueden hacer por los españoles, lo más importante, como baza electoral, es sacar a relucir a Franco, me parece que mal camino llevamos.
La izquierda tradicional, para mí, excepto en los primeros años de la transición, siempre ha tenido un extraño interés en tener presente la Guerra Civil y no dejar olvidarla, como si no hubiese acabado y todavía hubiera que ganarla. En todas las guerras hay vencedores y vencidos y la historia la escriben los primeros, pero en España se ha querido cambiar esta costumbre. Entiendo que, en los cinco o diez años siguientes a la muerte del dictador, se reescribiera la historia del siglo XX, para compensar tantos años de mentiras y propaganda franquista, pero, una vez hecho esto, ¿a qué interés conviene mantener vivo aquel enfrentamiento del que no quedan ya protagonistas? Es como si la izquierda, perdedora de aquella guerra incivil, hubiese transmitido, generación tras generación, el deseo de volver a revivir aquellos años trágicos para ganar, aunque fuere en el imaginario, la guerra que perdieron sus ancestros políticos.
Creo que aunque, por fin, haya conseguido ganar la Guerra Civil en su imaginario colectivo, está dejando la impresión de que no es una izquierda del siglo XXI, de que es una izquierda más del pasado que del futuro y de que España necesita otra izquierda más moderna. Y, ¡qué casualidad!, ya hay nueva izquierda. Porque España necesita una izquierda que no siga el estribillo: «Españoles, en el día de hoy, cansada y aburrida la oposición, los nuestros han conseguido sus últimos objetivos, pero, mientras haya elecciones, la guerra no ha terminado».
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