«No le digas a mi madre que soy periodista, ella piensa que soy pianista en un burdel».
Jack Lemmon, en 'Primera Plana', de Billy ... Wilder
Bajo el título 'Respeto a una profesión', el Colegio de Periodistas de La Rioja publica una tribuna en la que rechaza el tono peyorativo hacia la formación académica periodística, empleado por algunos colectivos sanitarios en su reciente crítica a un nombramiento político de la Consejería de Salud del Gobierno de La Rioja en el ámbito de la gestión.
No deja de ser curioso que de los consejeros de Salud del Gobierno de La Rioja no se haya escuchado el más mínimo rumor nunca. Recordemos: Sara Alba (Graduada Social), María Martín (Ingeniera), José Ignacio Nieto (Abogado), Pedro Soto (Historiador), Felipe Ruiz (Ingeniero), Pablo Rubio (Abogado), Luis Cañada (Médico) o Martínez de Salinas (Médico), entre otros.
Y, sin embargo, cuando un licenciado en Ciencias de la Información es designado para gestionar –ojo, no operar ni poner inyecciones ni tomar la tensión...–, varios colectivos sanitarios han puesto el grito en el cielo, bien por escrito, bien haciéndonoslo saber, a la cara, a los propios periodistas.
Hablarle de intrusismo a un periodista es mentar la soga en la casa del ahorcado, puesto que la nuestra será, y con mucho, la profesión que menos titulados en la materia tiene.
En 'Vidas paralelas', cuenta Plutarco: «El primer mensajero que dio la noticia sobre la llegada de Lúculo estuvo tan lejos de complacer a Tigranes que éste le cortó la cabeza». O, dicho de otra forma, matar al mensajero.
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