Paseo por el amor y la muerte en el San Pedro
La plazuela perdida ·
Comienzo parafraseando, en el título, aquella película de John Huston que me sedujo, en mi juventud, especialmente por su estética novedosa. Porque una visita al ... Hospital San Pedro, sobre todo si es una visita de casi dos meses, aunque sea de acompañante de un familiar cercano, con una larga estancia en la Unidad de Medicina Intensiva y con claro riesgo de fallecimiento, es lo más parecido a un paseo por el amor y la muerte. Aunque no tenga nada que ver con aquella excelsa película de los años setenta en la que algunos veían una clara referencia a la Guerra del Vietnam y al Mayo del 68, a pesar de ser una historia de violentos señores feudales en el medievo.
Se habla mucho, algunas veces sin gran conocimiento, de la sanidad pública española y, en nuestra comunidad, de la riojana. Esta larga estancia en el Hospital San Pedro, así como el obligado paso por diversas dependencias sanitarias, me han permitido poder juzgar con cierta perspectiva el funcionamiento de la sanidad riojana, pues, cuando se pasa mucho tiempo sin apenas hacer uso de los servicios médicos, se suele hablar de oídas, lo cual no es muy recomendable.
Me ha llamado la atención la buena conexión entre Atención Primaria, Urgencias, Medicina Intensiva y plantas, a pesar de que a veces se critica el funcionamiento de Primaria o el colapso de Urgencias -esto último suele ser cierto, pero, casi siempre, por una mala utilización de la 'urgencia' por parte de los pacientes-. Aunque, como en casi todo, pueden encontrarse luces y sombras, me parece que, en general, el Hospital San Pedro es un lujo para los riojanos: cómodo, excelentes profesionales, medios adecuados, buena atención..., Pero si algo me ha sorprendido favorablemente es el funcionamiento de la Unidad de Medicina Intensiva. Aparte de que salvaran la vida a mi familiar -en lo que tuvo mucho que ver el empeño profesional y personal del doctor Calvo y sus colegas-, es de admirar la generosa dedicación del personal médico y de enfermería, su absoluta profesionalidad, el trato cariñoso hacia el paciente, los medios con que cuenta la unidad, la perfecta y continua información a los familiares, etc.
Sin duda, este paseo por el amor y la muerte en el Hospital San Pedro me ha permitido tomar conciencia de la buena salud de la Sanidad Pública Riojana, salud que todos, pero especialmente los políticos, que son los que asignan el dinero, estamos obligados a mantener.
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