Mi padre siempre se refería al Rey Juan Carlos como quinto suyo porque nacieron el mismo año y además coincidieron haciendo la mili en Zaragoza. ... Él contaba incluso que había saludado a un muchacho larguirucho entre cuchicheos de que se trataba del príncipe de España. Hoy voy a fijar la atención en sus herederos, en mi hermano Esteban y Felipe VI que son de la misma edad.
Si yo llamara ahora a mi hermano para preguntarle qué hacía mi padre la Nochebuena de 2010 no sabría qué contestarme. Yo tampoco, pero de lo que me acuerdo, porque era un clásico, es de la ilusión que le hacía la cesta del Club del Pensionista. Presumía de que le había costado sólo 12 euros pero que estaba valorada en mucho más. Te relataba los productos que contenía y especialmente la sidra El Gaitero y la lata de espárragos. Para poder comprarla se tiraba varios meses sisándose a sí mismo de su modesta pensión. La verdad es que ni mi hermano ni yo sabemos los detalles de esa noche de hace una década, pero siguiendo con el símil, no haría falta preguntar al actual rey donde estaba su padre entonces.
El padre de Felipe V estaba en las televisiones de todos los españoles, soltando su tradicional discurso. También, por supuesto, en la de mis padres junto a la sidra y el turrón. Si tiramos de hemeroteca podremos comprobar que 2010 fue un año complicado para el país que será recordado por sus recortes: en concreto 1.500 millones de euros en ayuda a domicilio, 15.000 millones en Sanidad y 8.000 millones en Educación. Con semejante escenario, no era raro que el entonces jefe del Estado se dirigiera a la nación pidiendo textualmente «fomentar el ejercicio de grandes valores, virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez». Tiene su ironía recordar estas palabras textuales del discurso ahora que sabemos que esta misma persona que pedía honradez y sacrificio había depositado en Suiza un maletín con 1,7 millones de euros. Va a resultar que, como a mi padre, a Juan Carlos también le chiflan los descuentillos y otras ventajas de ser mayor. Y aunque motivos no me faltan no voy a insistir con la grandeza de los obreros y la hipocresía de los poderosos. Como les decía me quiero detener en los paralelismos de mi hermano y el actual Rey. Esteban es abogado, autónomo, tiene cinco hijos, lleva dos meses sin ingresos y no quiere que nadie le compadezca ni le regale nada. Sabe que hay millones de personas en su misma situación y está dispuesto a trabajar para sacar a su familia adelante. Esa es la herencia que ha recibido de mi padre y no tiene que renunciar a ella. En cambio, el hijo de Juan Carlos tiene la vida resuelta y es seguro que no ha pasado ni una noche sin dormir pensando en cómo pagar las facturas.
Por desgracia vienen tiempos difíciles, recortes comparables a la crisis de 2008 pero no me cabe duda de que la gente como mi hermano saldrá adelante. Además esa generación será un ejemplo de superación y sacrificio para sus hijos. Por mi parte no espero nada bueno de la familia Borbón, basta echar un vistazo a la historia. Mis reproches se dirigen a este Gobierno socialista, en concreto a Pedro Sánchez que cuando le han preguntado su opinión sobre el asunto del maletín ha respondido que eso es cosa del padre y no del hijo.
Falta mucho para la Nochebuena, tanto que el tradicional discurso aún estará por escribir pero apuesto a que no van a faltar esas llamadas a los grandes valores. Ni mi hermano ni yo prestamos demasiada atención a esas palabras pero, dicho sea de paso, ojalá alguna vez el ahorro y el sacrificio empiece por los ricos y poderosos.
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