UN MÚSICO DE CORAZÓN
Sabía que José Luis Alonso estaba muy delicado, pero, conociendo lo luchador que era, bien pensaba que volvería a remontar, como otras tantas veces, y ... me daría de nuevo más ocasiones para darle un abrazo y disfrutar de su sonrisa y su grata conversación. Pero esta vez ha sido el adiós de verdad. ¡Descansa, querido amigo!
No es difícil para mí hacer una semblanza de José Luis, pues siento que su recuerdo ha estado presente a lo largo de toda mi vida: siendo mozuelo su elegante figura ya estaba al frente de cualquier manifestación musical de nuestra ciudad y así año tras año durante décadas.
La vida musical de una ciudad pequeña como Logroño, sin grandes tradiciones, se tenía que sustentar en grupos de aficionados que ponían en marcha iniciativas de mayor o menor calado que mantuvieran viva la música en nuestra ciudad, la CLA, la SAR, la Agrupación Musical de Logroño, grupo Mozart, etc. y ahí siempre estaba disponible José Luis Alonso Rosáenz para dirigir, para asesorar, para componer, hacer arreglos musicales o lo que hiciera falta.
Si hablamos de zarzuela es imposible no asociarla con la batuta de José Luis Alonso, siempre atenta a todos los detalles, luchando a brazo partido para compensar la escasez de ensayos, sabiendo que tanto en el escenario como en el foso había un montón de entusiastas aficionados que precisaban un cuidado infinito dando las entradas, controlando volúmenes, sugiriendo matices... Su elegante figura en el podio, su peculiar gestualidad a la batuta, su talle cimbreante acariciando la música, eran el preludio de una buena representación zarzuelera.
Luego estaba la Banda Municipal, omnipresente en todas las celebraciones ciudadanas, desfiles festivos, procesiones, ferias taurinas, conciertos del Espolón, siempre encabezados por la eterna sonrisa de José Luis Alonso y su alegre caminar. En el mundo de la educación musical también es imprescindible su recuerdo por haber estado presente en la creación de la Escuela de Música donde se han formado generaciones enteras de intérpretes logroñeses. Era el alma de los Premios José Luis Alonso a las jóvenes promesas musicales y su ya venerable figura siempre estuvo presente en las entregas de premios.
Pero si hay algo que José Luis Alonso amaba de verdad y a la que dedicaba sus mayores desvelos, hasta su último aliento, ha sido a la composición musical. En todas las fiestas de fin de curso de la Escuela de Música él era el autor de todas las canciones y arreglos. Cada vez que me encontraba con él me comentaba con emoción su próximo proyecto en el que estaba trabajando.
¡Adiós maestro! Dejas detrás una intensa vida dedicada a la música, una adorable familia, una legión de amigos y admiradores, que nunca olvidaran tu maravillosa sonrisa, tu exquisita educación, tu hombría de bien. Tu legado permanece entre nosotros y te mantendrá vivo en nuestro recuerdo.
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