Entre visillos

Ochenta cañonazos

Fue el miércoles pero todavía resuenan en el mundo los ochenta cañonazos disparados en Pekín para iniciar un impresionante desfile militar presidido por Xi Jinping, ... flanqueado por Putin y Kim Jong-un. Por la plaza de Tiananmén además de miles de soldados impolutos, con uniformes bien planchados y perfectamente equipados que se movían con una sincronía perfecta se exhibió todo tipo de material bélico. En el cielo los aviones dibujaron un ocho y un cero, pues 80 años hace que terminó su guerra con Japón y la Segunda Guerra mundial. Una representación de que el mundo de ayer ha muerto y nace un Nuevo Orden cuyas reglas serán tejidas tras nuevas alianzas geoestratégicas. Además de tanques y el material tradicional se exhibieron impresionantes aviones de combate furtivos de quinta generación, incluidos los aviones J-20 y J-35. Un nuevo vehículo submarino no tripulado gigante con capacidad nuclear, algo que asombró a muchos y un misil nuclear intercontinental de combustible líquido con alcance global, según China, llamado Dongfeng 5C, que dejó atónito al numeroso público. Ya saben que la inteligencia artificial es parte de toda esta tecnología militar. Yo no entiendo nada de este arsenal de guerra, se lo cuento porque si acongoja sin entender no quiero ni pensar lo que dirán los que saben. A mi ignorancia esto le suena a advertencia y a desafío.

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El caso es que en Washington, el niño grande de pelo color zanahoria que se sueña emperador del mundo se removió en su sillón totalmente contrariado. El desfile militar que él mismo se organizó por su cumpleaños deslucía como su vanidad herida. Imagino que Trump y su gobierno de aduladores han captado el mensaje pero lo que ha dejado claro China es que EE UU no es la única potencia que puede liderar el Nuevo Orden. Su forma de amedrentar, chantajear y castigar a otros países no sólo demuestra el declive moral, político y económico de EE UU sino que empuja a los agredidos a buscar nuevas alianzas y mercados. Su matonismo lo aísla y hasta en Europa se le ve con recelo creciente. Unas horas antes, Xi Jinping se reunió con más de veinte jefes de gobierno, entre ellos el de India (otra potencia nuclear) a la que ha castigado con sus aranceles. Trump ha demostrado que sabe destruir pero no agrupar. Antes EE UU se decía valedora de valores democráticos, pero Trump siempre quiso ser como Putin y está conduciendo a EE UU a un modelo autocrático como los países que lidera China.

Mientras, en España seguimos a bronca diaria. En vez de pensar en la que se avecina algunos líderes lo único que nos proponen, en esta dictadura en la que dicen que vivimos, es salir a la calle a gritar hasta la extenuación: «Pedro Sánchez, hijo de puta». Este es el inquietante aire que impulsa el futuro: la involución democrática también recorre Europa.

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