Eentre vsillos

Mad Max

Lo veo y no me lo creo, el caprichoso Zeus ha extinguido la grandeza de la vieja Europa. Siempre se dijo que las decisiones tomadas ... en la Casa Blanca nos influían pero la llegada del nuevo emperador nos ha demostrado no sólo que es cierto sino que el mundo de ayer ha muerto. Trump ha decidido que las normas que no le convienen no existen, tampoco la ONU, ni el derecho internacional que ni siquiera sabe que existe. El prisma de su mirada es el del trato y el interés particular, si no hay negocio no hay acuerdo, eso sí, en cada negocio él y sus empresas han de sacar algo. América es lo primero pero después de sí mismo. Estas son las nuevas normas imperiales. Siendo esto en sí mismo escalofriante lo peor de la situación actual es que no hay nadie que ponga límites a sus desafueros. Si alguna vez creímos que los contrapoderes de la democracia de EE UU, Europa o el derecho internacional moderarían sus excesos hoy ya tenemos pruebas empíricas de lo contrario.

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En el caso de la Unión Europea la capitulación parece completa. La negociación sobre los aranceles impuestos por Trump y la humillante reunión en su club de golf fueron una señal de nuestra decadencia. La reunión de Trump con Zelensky, acompañado por Ursula von der Leyen, varios líderes europeos y el Secretario General de la OTAN, para evitar que el emperador lo abroncara es otro síntoma de debilidad de la posición de Europa. Trump parecía el maestro, el más ignorante de los jamás conocidos, soltando ocurrencias a los supuestos líderes, sentados todos juntitos a su alrededor como niños en el parvulario. Trump sólo espera de ellos que no molesten en su estrategia. Otra verdad demoledora. Sin embargo Putin, su admirado Putin, fue recibido en Alaska a todo trapo. El americano no consiguió nada pero el zar ruso salió del ostracismo, le miró de tú a tú y le dejó su lista de peticiones que podrá conseguir si ofrece algún negocio lucrativo al emperador. Al tiempo.

Lo de Gaza es otra vergüenza para Europa. Trump prometió conseguir la paz en Ucrania y en Gaza en un pis pas pero los muertos diarios, el genocidio de los gazatiés y los derechos humanos le importan un pito. Creo que su acuerdo con Netanyahu de construir un paradisíaco resort para supermillonarios, a los que Trump tanto cuida y reverencia, va camino de hacerse realidad. Sólo falta, para desprecio de las vidas humanas sacrificadas, que le concedan el premio Nobel de la Paz. No lo descarten. Así que cuando veo alguna película apocalíptica, una de estética Mad Max, en la que tras una guerra nuclear no queda nada salvo la disputa por el control de la miseria, la crueldad y la ausencia de compasión me siento inquieta porque me parece que estoy viendo el futuro. Pueden creerlo exagerado pero aplicando el cálculo de probabilidades hoy ya no parece imposible.

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